El Correo-D. G.
Destinado durante 25 años en el País Vasco y criado en el cuartel de Irún, fue condenado por torturas en 1997 y luego indultado
BILBAO. Manuel Sánchez Corbí fue un veterano en la lucha contra ETA y desarrolló buena parte de su carrera en el cuartel de Intxaurrondo. Elogiado por sus compañeros, en su hoja de servicios uno de sus principales lunares es la pena que se le impuso en 1997 por torturas a un detenido en Basauri cinco años antes. El Tribunal Supremo le condenó a un año de cárcel y seis de inhabilitación. El Gobierno de José María Aznar le indultó en 1999. Gran conocedor del País Vasco, pasó buena parte de su juventud en el cuartel de Irún. Es hijo y nieto de guardias civiles. Bajo su mando fueron desarticulados varios comandos de la organización. Estuvo destinado en Euskadi durante 25 años y cuenta con la Legión de Honor de Francia. Llegó a la UCO en 2013.
A finales del año pasado escribió el libro ‘Sangre, sudor y paz’ (Ed. Península), en el que relataba de forma cruda y directa los años más duros en la lucha contra el terrorismo. Durante la promoción de aquel trabajo, Sánchez Corbí levantó una polvareda política al poner en duda la colaboración del PNV en el combate contra ETA.
Aunque el jefe de la UCO matizó sus palabras, la reacción de la formación presidida por Andoni Ortuzar fue contundente. Exigió al Gobierno entonces presidido por Mariano Rajoy su reprobración y su desautorización por incluir al grupo nacionalista vasco «en el bando de los malos» en la lucha contra ETA. «Manuel Sánchez Corbí, condenado por torturas, incluye al PNV y a la Iglesia vasca en el bando de los malos en la lucha contra ETA y mantiene una inaceptable ambigüedad sobre la acción de los GAL», denunciaron los jeltzales. La polémica no fue a mayores.