EL MUNDO – 19/11/15 – VICTORIA PREGO
· El panorama que ofrecen los independentistas catalanes es cada vez más oscuro. Cada uno apunta en una dirección distinta. En las filas de lo que queda de CDC la disidencia es cada vez más difícil de tapar y al artículo de Mas-Colell –dicen que duro pero en realidad morigerado y hasta tímido– se tienen que sumar las posiciones críticas, aunque todavía en sordina, de algunos consejeros del Gobierno de Artur Mas que se ven de aquí a poco cumpliendo al pie de la letra las órdenes de la CUP sobre la administración de la cosa pública en Cataluña. Y eso debe de resultar insoportable para gentes como el propio conseller de Economía o el del Interior, Jordi Jané, entre otros varios.
Pero las cosas no han variado porque Artur Mas sigue teniendo en la mano, como presidente que sigue siendo, aunque ya en funciones, el arma atómica de la convocatoria de elecciones. Unas elecciones que no convienen de ninguna manera a Convergència, que a estas alturas tiene que ser consciente de que ya se ha enajenado gran parte del apoyo de las clases medias y de la burguesía catalanas, horrorizadas, ambas, ante el espectáculo de la entrega total del president a los de la CUP; unas elecciones de las que sabe que seguiría perdiendo todavía más diputados, como ya es costumbre en ese partido.
Tampoco le convendrían a ERC, que en este tiempo desde las elecciones ha estado prácticamente desaparecido ante la dificultad de justificar ante sus bases este apoyo cerrado a la candidatura de Mas, que tiene muy difícil explicación y que, ante unas posibles elecciones en marzo, puede encontrarse con que parte de sus votantes se pasan a las filas de la CUP. A quienes sí podría interesarles forzar esos comicios sería precisamente a los de Baños porque sus perspectivas de crecer entre el votante independentista son reales.
En este panorama tan obtuso hay que enmarcar los juegos malabares de Francesc Homs, ex conseller de Presidencia y ahora candidato de esa nueva denominación con la que los convergentes pretenden embozarse para que no esté claro que son quienes son. Homs lanzó la especie de que empezaban a recoger las velas del independentismo y que de pronto aspiraban a negociar con el Gobierno, con el único propósito de sacar a pasear el fantasma de la vuelta a la normalidad democrática y asustar a sus posibles socios en la locura: que éstos sepan que nos podemos volver atrás y entonces adiós independencia.
Por eso Junqueras ha vuelto a aparecer y se ha puesto conciliador dando por buenas y aceptables todas las barbaridades que les ha venido planteando la CUP a los Juntos. Todas: la Presidencia de pega, el poder compartido, el compromiso de un Gobierno con 10 meses a prueba y si no está satisfecho le devolvemos el dinero, todo le ha parecido bien a un Oriol Junqueras que ve espantado cómo el tinglado se le puede escapar de las manos. Y dicho y hecho: el candidato Homs ha asegurado a continuación que las declaraciones que hizo las puede cambiar por otras y que aquí no ha pasado nada.
Pero, mientras este vodevil avanza, en el Parlament no se mueve ni una mosca. Silencio absoluto y quietismo total.
EL MUNDO – 19/11/15 – VICTORIA PREGO