ABC 17/10/14
MARIANO RAJOY BREY, PRESIDENTE DEL GOBIERNO
· «Hoy, cuando la libertad y la dignidad humana siguen amenazadas en muchos lugares del mundo, unidos con el resto de naciones, España tiene la oportunidad de contribuir a la construcción de un mundo más seguro, con mayores cotas de bienestar y respetuoso de los derechos humanos. La sabremos aprovechar»
LA Alegoría por la Paz del escultor catalán Miquel Blay preside desde 1919 el madrileño parque del Retiro sosteniendo en su mano derecha una rama de olivo. La paz de Blay, arropada por un hemiciclo de columnas que representan a todas las provincias españolas, simboliza el compromiso de nuestra nación con la paz. Casi un siglo después, la misma rama de olivo, esta vez en el emblema de Naciones Unidas, sigue siendo el símbolo de un compromiso compartido con las naciones del mundo.
Ayer una gran mayoría de esas naciones dier on su confianza a España para ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad desde el que velar por la paz, la seguridad internacional y los principios de la Carta de las Naciones Unidas. La Comunidad Internacional valora y quiere escuchar la opinión de España, y esta confianza es especialmente relevante en un momento en que proliferan los conflictos. Ahora bien, no se trata de un logro gratuito. Es el resultado de una intensa labor política y diplomática y de un encomiable esfuerzo colectivo de la sociedad española, que, con su empeño, ha contribuido a recuperar la credibilidad i nt e r naci o nal de nuest r o paí s . Es, e n definitiva, un reconocimiento a los 47 millones de españoles. Ser serios rinde sus frutos.
El puesto que España ocupará en el Consejo de Seguridad durante 2015 y 2016 responde a nuestro peso específico en el mundo. España está presente en los cinco continentes, pero nuestra fuerza radica en nuestra pertenencia a las familias europea e iberoamericana y en nuestra vocación medit e r rá nea, que defi nen nuestra identidad. Los países que avanzamos desde la unidad hacia mayores cotas de integración internacional te n e mos la oportuni-dad de definir el mundo del futuro. En cambi o, l os que buscan l a fragmentación se condenan a sí mismos a la irrelevancia.
España cree en el multilateralismo, pero no como un fin en sí mismo, sino como medio para alcanzar objetivos más elevados. El Consejo de Seguridad es el centro de gravedad de las Naciones Unidas, y España será, durante los próximos dos años, uno de los quince países que lo integran.
Un asiento en el Consejo de Seguridad nos permitirá tener voz y voto en las decisiones internacionales clave. España tendrá, también, una mayor capacidad de interlocución y una mayor responsabilidad. Sabremos escuchar e intentaremos conciliar las legítimas aspiraciones de todos en pos del interés común.
Estar en el Consejo de Seguridad sirve, además, para proyectar al mundo los principios y valores que nos definen como españoles, intentando transformar el entorno global en un entorno en el que España y el resto de países estemos más seguros y seamos más prósperos. España defiende un orden basado en el Derecho Internacional, en reglas claras aceptadas por todos. Como país de la Unión Europea, defendemos los valores compartidos de libertad, protección de los derechos humanos, democracia y Estado de Derecho. Como país iberoamericano, impulsamos una cultura común y compartimos la experiencia de un continente que ha encontrado el camino de la consolidación democrática y la prosperidad. España, además, está y se siente próxima a África y apuesta con confianza por su presente y su futuro. Un asiento en el Consejo de Seguridad sirve, en fin, para intentar acercar la realidad a estos ideales.
El Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales. España trabajará, desde el diálogo y la determinación, para prevenir los conflictos y contribuir a su arreglo, promoviendo el respeto de los derechos humanos y la lucha contra la pobreza. Actualmente más de 1.500 soldados españoles forman parte de misiones de paz desplegadas en lugares como el Líbano, Níger, Malí, República Centroafricana, Somalia o Afganistán. Día a día, cerca de 2.500 cooperantes contribuyen a mejorar las condiciones de vida de personas en todo el mundo. Ellos son nuestro orgullo y un ejemplo de la creciente presencia de España en el mundo.
Además, el año próximo conmemoraremos que hace sesenta años ingresamos en la Organización de Naciones Unidas, y lo haremos como miembros de su Consejo de Seguridad. Es una historia de compromiso, trabajo y confianza.
Hoy, cuando la libertad y la dignidad humana siguen amenazadas en muchos lugares del mundo, unidos con el resto de naciones, España tiene la oportunidad de contribuir a la construcción de un mundo más seguro, con mayores cotas de bienestar y respetuoso de los derechos humanos. La sabremos aprovechar.