- Necesitamos nuevos liderazgos que regeneren, en el amplio sentido de la expresión, la vida política de España. Otra izquierda, comprometida con la Constitución, el bien común y la democracia
La nación española, el conjunto de los ciudadanos, es la mayor víctima de la traición que Sánchez va a perpetrar con la amnistía a los dueños de los escaños que necesita –que eso, y no otra cosa, es lo que ocurre–. Hay, sin embargo, un segundo escalón de enorme gravedad: la traición a los valores que se suponía defendía la izquierda en general y el PSOE en particular, que no es otra cosa que la igualdad de los ciudadanos ante el imperio de la ley, que desaparecerá el día que se apruebe la amnistía. La fascinación del PSOE moderno con el retrógrado nacionalismo ha sido siempre un expediente X del análisis político español, pero lo de Sánchez es menos complejo, es sencillísimo: solo quiere gobernar y lo hará a cualquier precio, incluso llevándose por delante a su país y, por supuesto, a su propio partido.
Ahora más que nunca se necesita una alternativa a este PSOE que ha dejado en el camino todos los atributos de un partido democrático y moderno. Con el actual socialismo se ha retrocedido cien años. Hemos vuelto al PSOE que apoyaba dictaduras e intentaba golpes de todo tipo. Es preocupante comprobar cómo nos tenemos que enlodar en expresiones graves. Creíamos que nunca tendríamos que escribir lo que ahora usted está leyendo, pero Sánchez nos obliga a ello. Los propios jueces reconocen que con la amnistía a los golpistas de 2017 se cargan la democracia tal y como la entendemos y desaparece el Estado de derecho. ¿Podemos delinquir todos a partir de ahora?
Sánchez y la corte de los milagros que le acompaña han deteriorado la democracia tanto, que ahora mismo vivimos en un país donde un periodista no puede hacer una pregunta incómoda. La clase política no responde a los periodistas, solo a sus corifeos. Hasta aparecen personajes increíbles tratando de tapar las cámaras de un reportero que pregunta con toda educación a una señora que pretende limitarnos los vuelos. Si nos lo cuentan hace diez años, no nos lo creemos.
Necesitamos nuevos liderazgos que regeneren, en el amplio sentido de la expresión, la vida política de España. Necesitamos una nueva izquierda y al agonizante PSOE, por muy vivo que se crea en estos momentos, hay que darle una alternativa. España clama por otra izquierda, comprometida con la Constitución, el bien común y la democracia.
El hecho mismo de que Sánchez, uno de los hombres públicos de mayor indigencia intelectual y moral, pueda representar una corriente política es la mejor demostración del lamentable momento que vivimos.