- La reunión entre Sánchez y Aragonés ha sido como esas cajas que venden para regalar. Mucho lazo, muy bien envuelta, muy historiada, pero sin nada más que aire en su interior
Hay que reconocerle a Pedro Sánchez la habilidad que tiene en vender humo. Con su aspecto de galán de telenovela, su voz engolada, ensayada, impostada, se pasó ayer toda la rueda de prensa posterior a su reunión con Aragonés diciendo prácticamente lo mismo: sin prisa pero sin pausa, posiciones muy alejadas, voluntad de diálogo, esto necesitará mucho tiempo y poco más. Repitiendo machaconamente esto en todas sus variables posibles, y sin descolgársele la sonrisa de los días de fiesta, Su Sanchidad no se despeinó ni un pelo.
Incluso ante una pregunta interesante, “Si no han hablado de autodeterminación ni de amnistía, ¿de qué han hablado dos horas?” su gesto se descompuso. Llamando a los periodistas por su nombre de pila, dándoles las gracias, con las banderas de España y la regional catalana de fondo. Perfecta escenificación.
Todo va bien, todo marcha según lo previsto, todo está calculado, todo se andará. Pere Aragonés, que también hizo lo que pudo, aunque sin la enseña nacional detrás suyo, no fuera que Puigdemont le pusiera dos velas negras desde Waterloo, vino a repetir más o menos lo de Sánchez, adaptando la cosa al argot separatista. El referéndum y la amnistía son innegociables, la represión (sic) ha de cesar, él representa a la mayoría de los catalanes y, por tanto, los consensos mayoritarios que son la amnistía y una consulta sobre la autodeterminación. También sin despeinarse. También impoluto, gustándose, apostando por la tesis ‘sanchista’ de que no hay que ponerse plazos porque esto va a ser muy largo y, ya se sabe, lo importante es llegar a buen puerto.
El referéndum y la amnistía son innegociables, la represión (sic) ha de cesar, él representa a la mayoría de los catalanes y, por tanto, los consensos mayoritarios que son la amnistía y una consulta sobre la autodeterminación
Es decir, puro vacío, nada, espuma de gaseosa, pompa de jabón, globo de chiclé. Porque la cosa iba de hacerse la foto y decirle al mundo entero lo dialogante que es el ‘monclovita’ y lo bueno que es el separatismo de Esquerra, capaz de negociar contigo sin que un CDR te pegue fuego o te arroje un ladrillo. Ese confundir el culo con las cuatro témporas les ha salido más que bien, reconozcámoslo. Que allí no se sentaban ni España ni Cataluña, era evidente. En primer lugar, porque Cataluña es España y no hay caso; en segundo, porque los que se reunían era el gobierno social comunista con los separatistas. Nada nuevo ni mejor. Aunque Sánchez, incluso Nadia Calviño, insistan en que la situación catalana es infinitamente mucho mejor que hace un año, mienten. Repasen el intento de asalto a Jefatura en Vía Layetana de este sábado y díganme dónde ven ustedes esa placidez.
Aunque Sánchez, incluso Nadia Calviño, insistan en que la situación catalana es infinitamente mucho mejor que hace un año, mienten
El problema acabará siendo de orden público, como vengo anunciando hace años. Porque si alguien se cree que los neoconvergentes se van a quedar de brazos cruzados, es que no conoce a esa gente. Su brazo armado, es decir, CUP, CDR, Tsunami, Arran y otras hierbas empezarán a dar caña en cuanto se les ordene desde la casa de la república donde vive un Puigdemont que, encima, ahora tiene que depender de la amnistía solicitada por Esquerra para saber si podrá volver o no a Cataluña.
Esa caja vacía, que tiene continente pero no contenido, es lo que nos han querido vender este miércoles. Ni siquiera la traición constitucional que están perpetrando es novedad, porque Sánchez se ha situado en el radicalismo desde que eligió a sus actuales socios de gobierno. Así pues, no hace falta que se canse. Ni la voz seductora, ni su bronceado, ni su sonrisa nos hacen el menor efecto. Sabemos lo que hay detrás. La nada de un abismo terrible que tenemos ante nosotros y del que no podremos zafarnos mientras quienes detentan el poder sean los que son. Eso si que requerirá tiempo, y no la independencia de Cataluña.