Santiago González, EL MUNDO, 11/10/12
Hay algo mágico en la campaña electoral vasca, que ha permitido hacer evanescentes el terrorismo y a sus víctimas, por una parte, y a los presos etarras, por otra. No es improbable que el lehendakari escogiera con intención la fecha del 21 de octubre. Los vascos (y naturalmente las vascas) vivirán la jornada de reflexión en el primer aniversario del comunicado en el que ETA anunció que no iba a hacerlo más. López hizo un par de amagos para arrogarse la condición del lehendakari pacificador, aunque sin demasiada convicción, Ahora es un argumento que cede a los teloneros en los mítines, pero tampoco va a tener mucha fortuna. Contrariamentea lo que se pensó en otro tiempo, la paz no da réditos electorales y quizá todo el mundo sabe que la derrota de ETA se debe a la Guardia Civil. Carlos Marx: «Todolo sólido se desvanece en el aire». En la vecina comunidad navarra, la coalición NaBai, que integra a Aralar, al PNV e independientes, ha planteado una nueva ley de víctimas del terrorismo en cuyo texto articulado no se menciona a ETA ni una sola vez. En la introducción se define el concepto que sustituirá al de violencia terrorista: «Se considerará violencia de motivación política toda acción no pacifista ejercida como empleo de la fuerza o ejerciendo coacciones por bandas organizadas, así como las acciones de réplica y contestación a las mismas o a la hipótesis o supuesto de dicha contestación, sea por las fuerzas armadas, sea por organizacione sde réplica, sea por personas o individuos, que actúan con tal intención manifiesta». La solución, naturalmente, la gallina. Es un estado de ánimo y una norma de urbanidad. En la mesa no se habla de según qué cosas. Y si se habla, ha de ser con eufemismos. Recordarán la polémica que vivimos a propósito del caso Bolinaga. Los otros 14 presos enfermos servirán para hacer campaña, pero será después de la publicidad. No antes del día 21 en ningún caso. Ni siquiera Laura Mintegi hace campaña por los presos y se limita a ser garante de los terroristas que aún permanecen en libertad. Ayer aseguró que «ETA no volverá a matar jamás» y que «entregará las armas». En otras circunstancias tal vez conviniera preguntar a la candidata cómo lo sabe ella, pero sus palabras no son diferentes de las que emplean gentes perfectamente honorables, que jamás han simpatizadocon ETA, y que asumen como propio el «cese definitivo», dogma de fe de comprobado arraigo. También ha dejado de hablarse de lasvíctimas, que ya constituyen una causa más antigua que la Guerra Civil. Puede mover a cierta perplejidad el hecho de que pocos discutirán la necesidad de seguir investigando los muertos de una guerra tan lejana, para dar a los nietos de aquellos fusilados el consuelo de adjudicarles tumba propia. Mientras, está empezando a olvidarse a víctimas mucho más recientes,«muertos sin remedio y sin fosa», por decirlo con palabras de Hernández. Y sin esclarecimiento. De los 858 asesinatos etarras están sin aclarar 326, el 38%. Sus asesinos no serán castigados: unos por prescripción, otros por desconocimiento. Algunos de ellos ejercerán responsabilidades institucionales y cobrarán sus sueldos del dinero público. En eso estamos.
Santiago González, EL MUNDO, 11/10/12