Tonia Etxarri, EL CORREO, 14/5/12
Basagoiti tendrá que explicar qué alianza busca con el PNV, al que ofrece su mano mientras le acusa de querer romper con España
Resulta inevitable. Por mucho que el lehendakari se mostrara implacable, la pasada semana, en torno al marcaje de los tiempos para disolver el Parlamento, lo cierto es que la carrera electoral en el País Vasco empezó ayer. Una carrera en la que despuntan nacionalistas y abertzales, pero cuyo ganador y, por supuesto, el futuro político resultante están aún por escribir. La ruptura del acuerdo que posibilitó el Gobierno de una nueva mayoría después de tres décadas de nacionalismo sin respiro ha movido todo el tablero vasco, dando paso a una nueva carrera electoral.
Después de que Antonio Basagoiti anunciara la retirada de su apoyo al Ejecutivo de Ajuria Enea y Patxi López reaccionara diciendo que se reservaba la facultad de convocar elecciones, ayer los dos dirigentes empezaron a hablar directamente a sus votantes. El PP, desde su congreso. El PSE, desde un mercado. Y el resto de la oposición, manteniendo como puede el ‘raca- raca’ para que el lehendakari adelante el final de la legislatura, pese a no haber puesto sobre la mesa otra alternativa que mensajes de corte propagandístico con mayor o menor ocurrencia desde el PNV y un diseño de «un tiempo nuevo», cuyo contenido, aparte de la recogida de basuras «puerta a puerta» de Bildu, está aún por desvelar.
Patxi López se ha resistido estos días, aferrado al mantra de que no habrá recortes en Euskadi «mientras yo sea lehendakari». Pero la tozuda realidad ha provocado que los socialistas tuvieran que contraprogramar, ayer mismo, un acto dominical para eclipsar el protagonismo mediático del congreso del PP vasco que, con su flamante presidente Basagoiti revalidado en su liderazgo con diez puntos más que hace cuatro años, y apoyado por el presidente Mariano Rajoy, prometía ocupar el espacio estelar de todas las portadas.
Todavía queda tiempo de prórroga para la legislatura de López, desde luego, pero será tan poco eficaz en el terreno legislativo que lo que se apuesta en los círculos políticos vascos no es otra cosa que la fecha de la convocatoria de las próximas elecciones al Parlamento vasco para otoño. Pero un Basagoiti crecido en el ambiente congresual de su partido, que le ha apoyado en mas de un 92%, se atrevió a decir que el debate de política general, que se celebra todos los años en en setiembre, esta vez no tendrá lugar «porque no le vamos a dejar». Habrá que ver cómo discurre la gobernabilidad en Euskadi en los próximos meses, pero lo que ha quedado despejado es que el PP, liberado de su compromiso de gobierno, ha empezado a mostrar el perfil de unas relaciones con el PNV que venían manteniendo de forma tan discreta como estable.
Cuando el ministro del Interior tuvo la impericia de comunicar su plan de flexibilización de política penitenciaria, que ni siquiera había consultado con el presidente de Gobierno ni tampoco con Basagoiti, telefoneó al líder del PP vasco para pedirle, además de excusas por su manera de hacer las cosas, que llamara a Urkullu y le diera todo tipo de explicaciones. Y lo hizo. Cuando Basagoiti anunció la pasada semana que iba a romper el pacto de Gobierno con Patxi López, también llamó al presidente del PNV para tenerle al corriente de las novedades. Esa deferencia con el partido nacionalista revela una línea de colaboración que quiere mantener el PP en esta nueva etapa en la que los partidos mayoritarios van a estar sometidos a marcaje mutuo sobre su capacidad de ofrecer a la ciudadanía una opción de responsabilidad institucional , lejana de las ofertas radicales e independentistas.
Una opción no exenta de riesgo. Si en el PNV hubiera dirigentes del estilo de Durán i Lleida en CIU, el plan de colaboración que plantea tendría un cordón de seguridad. Pero da la casualidad electoral de que, en el PNV de Urkullu, acaba de salir del armario la imagen de Ibarretxe, sostenida por tres mil firmas recogidas por el sector de Egibar que, aunque suponen un apoyo minoritario, vuelven a poner en el escaparate la idea de las dos ‘almas’ del partido sabiniano. Moderación y radicalidad. ¿Con cúal de los dos PNV piensa negociar el PP? Basagoiti quiere hacer equilibrios sobre un delgado hilo de alambre. Denuncia la estrategia conjunta del nacionalismo, desde el PNV hasta los herederos de Batasuna, para buscar la ruptura con España. Un toque de atención pensado seguramente para desmotivar a aquel segmento del electorado que, ante el temor a un éxito arrollador de la izquierda abertzale, esté empezando a pensar en la inevitabilidad del voto útil . Es decir, la opción de ciudadanos que, sin ser nacionalistas, puedan pensar esta vez en votar al PNV para evitar males mayores. Pero si todos los nacionalistas vascos quieren plantear ese desafío al Estado español, ¿cómo se explicaría esa oferta del PP de «colaboración si se mueven en el terreno de la moderación»?
En estas semanas, tanto las formas de afrontar la crisis y atender los compromisos de déficit como la gestión del fin de ETA van a marcar las diferencias entre los partidos políticos en Euskadi. El Gobierno del PP, presionado por todos los partidos vascos, incluido el socialista, que han criticado la condena de Otegi, de una parte, y de la otra, por la protesta de algunas de sus propias compromisarias, víctimas del terrorismo, que no ven a los políticos con el coraje suficiente para derrotar a la banda, seguirá a su ritmo.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 14/5/12