EL MUNDO – 26/07/14
· La confesión pública de Jordi Pujol de que su familia ha tenido cuentas ocultas al Fisco en paraísos fiscales durante 30 años es un acontecimiento que no es exagerado calificar de histórico. Por un lado, obliga a cambiar la percepción general que se tiene de una de las personalidades que han ayudado a configurar la España actual y al que se ha considerado como hombre de Estado. Pero, sobre todo, y dado que él ha dirigido la política catalana durante las últimas décadas –23 años como presidente de la Generalitat–, su declaración lleva a revisar ese periodo que el nacionalismo asumió como «oasis catalán», en contraposición a la supuesta política de vuelo bajo del resto de España.
Las irregularidades de los Pujol que EL MUNDO ha ido destapando y que ahora se certifican, dan muchas claves, además, sobre el sorprendente salto de un partido institucional como CiU hacia la ruptura y el soberanismo. A la luz de lo que ahora sabemos, no es aventurado suponer que la sustitución de la señera por la estelada esconde el intento por salvar el prestigio de la élite política catalana y, para algunos en concreto, por mantener también el dinero a buen recaudo. Es muy revelador que CiU, el partido que ha hecho del «España nos roba» su lema para fomentar el desafecto hacia el Estado español, haya tenido durante más de dos décadas al frente de la Generalitat a un evasor fiscal. Él era el que, al actuar así, robaba al resto.
Lo primero que hay que dejar claro es que si Pujol da este paso no es por un súbito ataque de honradez o de arrepentimiento, sino porque seguramente tiene información de que la Agencia Tributaria estaba a punto de remitir a la Fiscalía una investigación en la que se le denuncia por delito fiscal. Por eso, descubre también que «en los últimos días» sus hijos han regularizado la situación de la fortuna familiar. En el comunicado que hizo público ayer, Pujol sostiene que «no se encontró el momento oportuno» para hacerlo en los últimos 30 años. Es un ejercicio de gran hipocresía por su parte, y no sólo por el empleo del impersonal. Él y sus hijos han negado una y otra vez en los últimos años que tuvieran cuentas en el extranjero. Fue Jordi Pujol quien denunció a EL MUNDO cuando publicamos un borrador de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal que apuntaba a la posible comisión de delitos. Aún están muy recientes su «¿Qué coño es eso de la Udef?», cuando se le preguntó por el caso, y sus quejas por lo que atribuía al intento de «destrucción de una familia» que tanto «representa» en Cataluña. CiU y Artur Mas en persona le han respaldado todo este tiempo.
Como tantas otras veces, nuestro periódico se ha encontrado solo en la búsqueda de la verdad. Pero además ha sufrido la presión y el hostigamiento de quienes nos acusaron de practicar la «guerra sucia» y aseguraron que nuestras informaciones eran un ataque a Cataluña y al proceso soberanista. Afortunadamente, la verdad ha acabado resplandeciendo, pero de no ser así, a EL MUNDO lo habrían continuado denigrando quienes, por su concepción maniquea de la realidad, no aceptan cualquier información que les incomode.
En su escrito, Pujol muestra ahora su disposición a comparecer «ante las instancias judiciales». También pide «perdón» y se declara «único responsable» de los hechos, en un claro intento por exculpar a sus hijos. Lo primero que habrá que establecer es si la fortuna que han amasado los Pujol proviene en su totalidad de una herencia. Pero además, habrá que seguir investigando, porque si Oriol Pujol ha dejado de ser el número dos de Convergència es por su procesamiento por cohecho. Aún quedan muchos capítulos por escribir de este oscuro asunto.
EL MUNDO – 26/07/14