Carmen Martínez Castro-El Debate
  • Mientras Leire hablaba con mafiosos, Bolaños presentaba una reforma de las carreras judicial y fiscal para fulminar su independencia y colonizarlas políticamente como han colonizado el Constitucional o el CIS

Esta semana me he encontrado en la curiosa circunstancia de tener que aguantar los lamentos de una simpatizante socialista ante el espectáculo de las actividades de Leire Díez: «¡Jo, tía!, ¿Pero esto qué es? No me lo puedo creer». Cada vez que yo intentaba razonar que las prácticas de esta señora son absolutamente coherentes con la trayectoria de Pedro Sánchez, ella me interrumpía y regresaba a su letanía del bochorno: «¡Jo tía!, no me lo puedo creer». Es evidente que no le interesaban mis razones, solo quería dolerse y demostrarme que ella no tiene nada de ver con Lady Cloaca.

Muchos socialistas se encuentran hoy en esa incómoda tesitura, tratando de huir del título de la película de Scorsese. Les abochornan las conversaciones de carácter mafioso que han podido escuchar, la pestilencia que destilan las andanzas de su compañera y el silencio culpable de la dirección del partido. A nadie le gusta verse retratado como compañero de siglas y de proyecto político con quien ha puesto en marcha una joint-venture con mafiosos y delincuentes de toda condición para desacreditar a la justicia y las fuerzas de seguridad.

Pero Leire Díez no solo es uno de ellos por compartir un carné, lo es por ser el producto más depurado de la degradación moral e intelectual del sanchismo. Quien carece de escrúpulos para aliarse con golpistas a cambio de conseguir el poder, tampoco tiene escrúpulos para aliarse con delincuentes si eso conviene a sus intereses políticos. Sánchez ya pactó con delincuentes cambiar el código penal y aprobar la ley de amnistía. Los de ahora solo son otro tipo de delincuentes, pero el objetivo es el mismo, anular la acción de la justicia, ahora ante los numerosos casos corrupción que afectan al presidente del Gobierno.

No hacía falta escuchar a uno de los implicados de esta trama reconocer que trabaja a las órdenes de Pedro Sánchez porque los hechos cantan por sí mismos. Mientras la torpe, aunque bien pagada, militante de base andaba ofreciendo por las redacciones videos sexuales para acabar con la reputación de fiscales independientes, el ministro de justicia se inventaba una fiscalía especial para apartar a esos mismos fiscales de los casos que incomodan al gobierno. Mientras Leire hablaba con mafiosos, Bolaños presentaba una reforma de las carreras judicial y fiscal para fulminar su independencia y colonizarlas políticamente como han colonizado el Constitucional, el CIS o las principales empresas del país.

Leire Díez, o si prefieren su jefe Santos Cerdán, y Félix Bolaños son como el Doctor Jekyll y Mr. Hyde del sanchismo. Son las dos caras del mismo monstruo. Ya torearon por colleras la ley de la amnistía, uno con sus viajes a Bruselas y otro desde Moncloa. Ahora vuelven a la carga con el objetivo de blindar a Pedro Sánchez, por lo civil o por lo criminal.

A mi amiga y a todos los socialistas que han colonizado esos consejos de administración del Ibex 35, les espanta pensar que se parecen a Leire Díez o a Santos Cerdán. A ellos les gusta parecer moderados, intelectuales y ajenos a esas miserias, pero como Leire están a las órdenes del mismo capo. Como Leire consideran que Felipe González es un resentido y Page un tocapelotas. El duelo que hoy están pasando les durará lo que tarde Moncloa en poner en circulación otro cuento chino lo suficientemente creíble para apaciguar sus conciencias.