EL MUNDO 14/04/14
SALVADOR SOSTRES
· Artur Mas ha perdido votos, no ha conmovido a Europa con sus patéticas cartas y no puede quejarse de España, que no ha insultado al catalanismo ni enviado tanques
Seguro que hay una estrategia para que Cataluña sea independiente pero está claro que Mas no ha dado con ella. Y por eso va a perder. Sus expectativas electorales se hunden en favor de ERC y el nacionalismo más o menos independentista tiene un techo de cristal en torno al millón y medio de votos, que además va a ir a menos.
Cualquier persona con dos dedos de frente sabe perfectamente que la tan prometida consulta secesionista del próximo 9 de noviembre no va a celebrarse. Mas amaga con un adelanto electoral en clave plebiscitaria –como sustituto del fallido referendo– que él es el primero que sabe que no le interesa convocar.
Ahora mismo, unas elecciones en clave independentista serían dramáticas para CiU.
De entrada, no podría presentarse como tal, en tanto que el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, ya explicó a EL MUNDO que «en el caso de que votar Convergència sea votar independencia» rompería la coalición y concurriría por su cuenta a los comicios.
Es posible que una parte de Unió –convertida ya al separatismo– no le siguiera, pero sí que lo harían los convergentes no independentistas, que son no menos del 25% de los votantes del partido, de modo que de los 50 diputados actuales, Mas conservaría un máximo de 37 o 38, a los que habría que restarles los que pierda en beneficio de Esquerra, que tampoco serían pocos.
ERC mejoraría considerablemente sus resultados y podría llegar a una cifra histórica para ellos pero que, en cualquier caso, no superaría los 40 diputados. Ahora tiene 21 y su mejor registro son los 23 que consiguió Carod-Rovira en 2003. Junqueras ganaría las elecciones y con Convergència podría alcanzar –por los pelos– la mayoría absoluta.
Pero en el caso de que una CDC rabiosa por haber perdido votara la investidura del hipotético presidente Junqueras, es casi imposible que le secundara en una eventual declaración unilateral de independencia. Lo más probable es que le dejaran solo. O mejor dicho, tirado, y que trataran de presentarlo como un loco para tratar de desprestigiarlo y recuperar el control de la Generalitat, que es lo que les garantiza la continuidad del tinglado.
Destacados líderes de Convergència y de Unió comentan estos días que lo mejor que les podría pasar es llevarse una monumental bofetada en las próximas elecciones europeas y que ERC clamorosamente les superara, para que Mas tomara nota de lo que les podría pasar en las municipales del año que viene y en las autonómicas cuando decida convocarlas.
CiU es, por encima de cualquier otra consideración, un aparato de poder, y las alarmas se han disparado cuando se han dado cuenta que podrían perderlo.
Haciendo seguidismo de Esquerra sus resultados no han hecho otra cosa que empeorar. La mejoría de ERC, por su parte, no significa un incremento del voto independentista. Los dos partidos tienden a parecerse: Convergència convirtiéndose en independentista como Esquerra y los republicanos tornándose cada vez más socialdemócratas y menos izquierdosos, como los convergentes. Por ningún lado ganan votantes nuevos.
Lo más probable es que Mas intente agotar la legislatura para darse un tiempo, su último tiempo. Habiendo fracasado en el propósito de convocar la consulta, por falta de una estrategia ganadora y sin ningún apoyo en Europa, y convencido de que perderá sus elecciones si las anticipa, lo que le llevaría a tener que dimitir al día siguiente si le quedara algo de vergüenza, intentará buscar un pacto con el Gobierno sobre el que poder convocar una consulta descafeinada, que le servirá para salir del paso, pero no para poderse presentar a otras elecciones porque una vez más habrá engañado a los catalanes, y todos nos habremos dado cuenta.
Más allá de las euforias sentimentales y de las piñatas de los festivos por la tarde, los números son los que son y CiU puesta contra las cuerdas pierde más de lo que gana, y es muy probable que, en esta tesitura, a ERC, ganar, no le sirva de nada.
El catalanismo político no podrá quejarse de España, que ha asistido al llamado proceso contemplándolo en la distancia. No ha habido insultos ni amenazas. No ha habido tanques ni represalias. La estrategia de Mas ha sido lamentable. En Europa ha hecho el ridículo con sus patéticas cartas, y en casa los votos se le han escapado.
Quedan algunas tardes de reivindicación callejera y algunas tensiones que pueden llegar a ser desagradables, e incluso trágicas. Pero la derrota va a ser el único resultado final, como siempre que Cataluña ha intentado desafiar a España.