HERMANN TERTSCH, ABC 01/02/13
· El PP puede dar gracias a que tiene una mayoría absoluta porque si no estaríamos en un lodazal electoral sin gobierno.
De momento no queda más remedio que declararse, al menos es mi caso, perfectamente incapaz de saber quién miente más y mejor. De distinguir hechos ciertos de falsos en la larga serie de acusaciones, documentaciones manipuladas e interpretaciones más o menos torticeras y siempre interesadas de los papeles que han salido y saldrán. Incluso de saber cuántas son las partes que bregan juntas o enfrentadas por regar el fango. Está claro que ha llegado a un punto insostenible la situación creada por el extesorero Luis Bárcenas. Sus fortunas en Suiza, su regularización bajo la amnistía fiscal aquí, las muchas y diversas chulerías, las amenazas y chantajes varios por supuestos sobresueldos y la entrega a la prensa de partes de unos documentos que avalarían esas acusaciones han llevado el escándalo a límites insufribles.
Que buscan destruir la reputación, imagen y honor de todo el Partido Popular y del Gobierno. Y que se producen en un momento en el que otro caso de corrupción escandaloso, también manipulado por uno de los acusados, crea serias dificultades a la Jefatura del Estado. El socialismo zapaterista no dejó ni una institución sana. Todas descuajaringadas, desacreditadas, bajo sospecha. Y ahora estos dos casos, ambos hábilmente manipulados por unos implicados que marcan la agenda de la instrucción judicial, la agencia mediática y política de un país desquiciado. Todo ello hace inaplazables medidas para poner fin a una escalada insufrible de la ofensa al ciudadano y de la alarma social. Que intentan utilizar los enemigos de las instituciones y de la democracia y muchas fuerzas oportunistas cómplices de los responsables de la postración nacional resultante de las dos pasadas legislaturas.
El presidente del Gobierno ha de actuar. Para llevar todo a los tribunales mediante querellas. El anuncio de las mismas es un paso correcto. Que, como todo lo poco o mucho correcto que se hace, se hace tarde. Lo que contrasta con las prisas que todos tienen para hacer lo equivocado. A partir de ese momento, debiera quedar claro que el Partido Popular asumirá que aquellos que realmente sean culpables de enriquecerse con dinero no declarado pagarán por ello.
En las circunstancias actuales de España, este inmenso lodazal, aumentado interesada y artificialmente, ha de ser definitivamente encauzado hacia la justicia penal. Sin otro pacto entre los partidos que el respeto común a la justicia. Porque si algo hubo perverso en los últimos tiempos ha sido que la única cooperación real entre los partidos ha sido para ocultar, olvidar o perdonar la corrupción del otro para proteger las propias espaldas. Este cálculo se ha roto definitivamente ahora. Lo que podría ser la primera flor en la montaña de basura que crece sin cesar y que hoy tiene como manto pestilente más reciente el escándalo Bárcenas. Ahora como muy tarde debería el PP perder todo interés en tapar tanto los escándalos delictivos socialistas como los suyos. Y quizás hasta reconozca su error al no haber ordenado una auditoría para la fiscalía en todo el Gobierno saliente en vez de obsequiarlo con condecoraciones por su ingente labor de destrucción.
El PP puede dar gracias a que tiene una mayoría absoluta porque si no estaríamos en un lodazal electoral sin gobierno. Y en nuestra situación económica nos estaríamos yendo definitivamente al carajo. Pero deberían tener muy claro que lo primero necesario hoy en España es que rueden cabezas. Aunque quienes más las pidan sean hipócritas y ladrones implicados en casos como los ERE, cuyo botín multiplica las cifras aquí expuestas. Deben verse, visualizarse, la limpieza en el partido del Gobierno. Y que si hay condenas de cárcel se cumplan. Bárcenas, por supuesto, entre ellos.
HERMANN TERTSCH, ABC 01/02/13