Una gran tranquilidad y dos dudas inquietantes

VICTORIA PREGO, EL MUNDO – 20/11/14

· Lo sucedido ayer en la reunión de la Junta de Fiscales de Sala es una noticia muy tranquilizadora. Y no porque hayan plantado cara al inaudito escrito de los integrantes de la Fiscalía Superior de Cataluña y hayan echado por tierra los extravagantes argumentos, más bien pretextos, contenidos en él. Tampoco porque haya proporcionado al fiscal general del Estado el apoyo necesario para no evidenciar su radical soledad en defensa de la aplicación de la ley.

Es tranquilizadora justamente por esto último: porque se impone por fin un principio elemental en un Estado de Derecho cual es el cumplimiento de la ley y el sometimiento de todos, sin excepción alguna, a las resoluciones de los tribunales. Parece mentira tener que decir esto otra vez, pero en los últimos tiempos se sostiene con una ligereza alarmante que es «la hora de la política» como si esa afirmación, que es ciertísima, tuviera el efecto de liberar a los políticos de su sometimiento a las leyes y a los tribunales.

El líder del PSOE, que es un partido serio, no puede, sin saltarse las reglas que están en los cimientos de la democracia, aconsejar a Rajoy que no aliente la presentación de una querella contra Mas. Que esa querella puede hacer del presidente de la Generalitat un mártir ante los suyos puede ser cierto, pero lo que no se puede pretender de ninguna manera es que, por evitar un cierto efecto político, se pueda eludir el cumplimiento de la ley. Esa es una perversión de efectos letales para cualquier país, más aún cuando quienes la sostienen han de liderar la vida pública española.

La idea de que la conveniencia política pudiera haberse impuesto a las condiciones mínimas que hay que respetar en un Estado de Derecho era aterradora. Pero la Junta de Fiscales de Sala ha puesto de nuevo las cosas en su sitio y ha respaldado lo evidente: si el señor Mas y sus colaboradores pueden haber cometido algún delito se procede contra ellos. Es un auténtico alivio comprobar que no todo está perdido. Por lo menos por ahora.

Esta prevención viene a cuento de dos dudas razonables capaces de inquietar el ánimo de cualquier demócrata. La primera es si la niebla que ha impregnado a los fiscales de la Fiscalía Superior de Cataluña se ha podido infiltrar también en los magistrados del Tribunal Superior de Cataluña. No quiere decir esto que, según sean sus decisiones, habrá de adjudicárseles una desviación ideológica en favor del nacionalismo que favorezca a sus dirigentes.

Quiere decir que habrá que ver la fundamentación de sus resoluciones para despejar esta dramática primera duda. La segunda tiene que ver con el Gobierno: ¿permitirá al fiscal general cumplir hasta el último instante con su obligación constitucional o intentará que la abandone en un determinado momento si eso conviene a sus objetivos políticos? Ay.

VICTORIA PREGO, EL MUNDO – 20/11/14