KEPA AULESTIA-El Correo

  • Lo único que le faltaba a Euskal Herria es que entre sus productos más genuinos aflorase un grupo que aspira a constituir un Partido Comunista de matriz leninista estalinista

El enfrentamiento físico entre jóvenes de la izquierda abertzale o de sus aledaños por hacerse con el material restante del cierre de un inmueble en la Parte Vieja donostiarra, que funcionaba a modo de gaztetxe, ha dado la sensación de graves diferencias en el seno de lo que ya nadie denomina MLNV. Pero Gazte Koordinadora Sozialista no representa ni una corriente de disidencia en la izquierda abertzale ni una opción potencialmente escisionista. Responde más bien al entrismo empleado por grupos troskistas en el siglo XX para condicionar el rumbo de organizaciones más amplias. A la función de una rémora adosada o a la sombra de un cuerpo de mucha mayor dimensión para nutrirse de él. O simplemente a un vanguardismo exógeno y oportunista en momentos de reorientación para la izquierda abertzale. De hecho GKS se refiere ya a la izquierda abertzale como oponente, autodenominándose nada menos que «Movimiento Socialista».

Gazte Koordinadora Sozialista nace fuera de la izquierda abertzale, aunque sorprende a ésta haciéndose con Ikasle Abertzaleak hasta copar la presencia del radicalismo en institutos y campus universitarios desde hace tres años. Durante la pandemia desplazó la visibilidad de la izquierda abertzale institucionalizada en pancartas y cartelería, demostrando una expansión territorial sorprendente para una organización surgida oficialmente en febrero de 2019. Los encuentros y cursillos que programa GKS cuentan con una nutrida participación -como en Alsasua o como la jornada organizada por su vertiente feminista el pasado fin de semana en Hernani- sin que ni al principio ni por supuesto en los últimos eventos participasen como ponentes responsables o personas significadas de la izquierda abertzale. La manifestación del 1 de mayo de 2021 en Tolosa o las marchas de Pamplona y Bilbao el 29 de enero llamando a la lucha de los «jóvenes trabajadores» contra «la dictadura de la burguesía» se convocaron y desarrollaron en solitario por GKS.

Lo único que le faltaba a Euskal Herria es que entre sus productos más genuinos aflorase un grupo que aspira a constituir un Partido Comunista de matriz leninista -estalinista- y de una práctica sectaria incluso respecto a la izquierda abertzale. Un grupo que tres años después de su nacimiento parece orbitar, inevitablemente, en torno al Partido Comunista de la Federación de Rusia. Suena demencial. Pero no más que la gestación de una trama que hace buena, socialdemócrata, a la izquierda abertzale oficial. Una secta que invoca la lucha de clases y se instruye en la literalidad de ‘El Capital’ de Karl Marx, sin que necesite someterse siquiera al escrutinio de los sindicalistas de LAB o ELA. Un grupúsculo que tampoco necesita presos propios para reclamar la amnistía de los de ETA. Cuando saben que esto no hubiera pasado con ETA. La ausencia de aquella autoridad superior ha dejado inerme a la izquierda abertzale, que ahora debe esforzarse pueblo a pueblo, barrio a barrio, fiesta a fiesta, para hacer prevalecer la suya, mientras la secta de la secta se victimiza ante la tardía respuesta de los de Otegi. Lo único que nos faltaba era añorar a ETA para salvar a la izquierda abertzale.