SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 06/01/13
· Al llamar a Luis Bárcenas a propósito de la supuesta contabilidad alternativa que el ex tesorero niega, la Fiscalía Anticorrupción acaba hoy con un absurdo extraordinario: el caso de unos presuntos papeles que habían detonado en la democracia española una de sus crisis más graves antes de que la Justicia se hubiera interesado por ellos.
Soraya Rodríguez, el dedo índice más acojonante del Congreso, pagó desde Cooperación a la Fundación Ideas la edición de un libro de Carlos Mulas ¡sobre la corrupción! ya publicado por una editorial mexicana. Era una cantidad irrisoria, no comparación, sino metáfora. El presidente debió explicarse mejor, aunque traten de imaginar que hubiese dicho: «Yo me enteré de lo de Bárcenas por la prensa», como dijo del caso GAL uno de los dos consejeros a los que recurrió Rubalcaba antes de su feroz requisitoria. Y que después acompañara a su ex tesorero, llegado el caso, hasta las puertas mismas de la cárcel. El otro era Griñán cuya firma autorizó tantos ERE falsos, un caso que probablemente ronda los mil millones.
Es irritante ver que el PP asume el principio más transversal del sistema: mejor una vez rojos que cien veces amarillos, y se niega a cuantas comparecencias le ha pedido la oposición, así como a la comisión de investigación sobre la amnistía fiscal a los presuntos 23 imputados en Gürtel que ayer empezó a interesar al juez Ruz. Es verdad que esas comisiones no valen para nada, pero el PP parecía creer que sí cuando las pidió hasta en 70 ocasiones a la Junta de Andalucía a propósito de asuntos variados durante las presidencias de Chaves y Griñán, que se las negaron otras tantas. Y viceversa; ahora niegan los populares lo que reclaman los socialistas, rebosantes de virtud y convicción.
La penal no es la única responsabilidad en que puede incurrir un gobernante. Para que lo entiendan los socialistas: Rajoy es responsable de haber nombrado a Bárcenas tesorero del PP. Para que lo entiendan los populares: Felipe González fue el responsable del nombramiento de Roldán como director general de la Guardia Civil, de Barrionuevo como ministro y de Mariano Rubio como gobernador del Banco de España; Zapatero de haber elegido a Blanconúmero dos del partido y Rubalcaba de dejarse la mano en el brasero por su honestidad.
Aquí lo que falta es una moral unívoca. Sobra ese sentido de la justicia sumarísima y asamblearia tan del gusto de las turbas y de Cayo Lara. Todos se reprochan mutuamente sus corrupciones y todos tienen razón. El PP debería querellarse contra Bárcenas. No por unos presuntos apuntes cuya autoría niega, sino por las dos cuentas en Suiza que han supuesto menoscabo económico para su partido y para todos los españoles. Nunca pensé que la judicialización de la vida política podría acabar pareciéndome una buena noticia.
SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 06/01/13