ABC 05/01/17
· El juez procesa a dos arrestados en España que captaban terroristas para Daesh
Bajo la apariencia de una organización en defensa de los derechos de los presos islamistas, un grupo de radicales se dedica a captar terroristas, adoctrinar combatientes e incitar a la yihad. «Quien quiera morir, quien quiera encontrarse con Dios en la tierra del Sham, que lo haga. Esto sería la gloria en esta Vida y en la Otra», proclamó uno de sus referentes, Abderrazak Ajaha, un líder del Comité Conjunto para la Defensa de los Detenidos Islamistas (Ccddi), creado en Marruecos tras los atentados de Casablanca de 2003.
El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco –que ha procesado a dos miembros activos de este grupo de arrestados y encarcelados en España– asegura que este supuesto colectivo por los derechos de los reclusos «no es más que una organización que apoya y ayuda a los terroristas yihadistas». Miembros destacados del Ccddi abandonaron sus labores en el movimiento para desplazarse a zonas de conflicto y enrolarse en grupos terroristas.
Atentado en Casablanca
Entre otras acciones, los miembros de esta organización realizan escenografías que representan la opresión de los presos islamistas por los países occidentales y emiten discursos radicales favorables a la yihad tanto en concentraciones públicas convocadas tras la oración de los viernes, como en las redes sociales, señala el juez. Sus mensajes radicalizaron, entre otros, al terrorista Ayoub El Khazzani, el yihadista que intentó atentar con un fusil kalashnikov en un tren entre Amsterdam y París el 21 de agosto de 2015.
Uno de los principales ideólogos de este colectivo es Omar El Haddaouchi, detenido tras los atentados de Casablanca de 2003, en los que murieron 45 personas, entre ellos 5 españoles. El Haddaouchi fue indultado en 2011 por el Rey de Marruecos, Mohamed VI, a pesar de ser condenado a 30 años. Aquella masacre –el primer gran atentado yihadista tras el 11 de septiembre de 2001– fue una sucesión de atentados suicidas en diversos puntos de la ciudad marroquí: la Casa de España, el hotel Farah, un restaurante italiano y un cementerio judío. Tres mil personas fueron detenidas y el Ccddi nació entonces para supuestamente atender los derechos de los arrestados.
El juez Velasco lo tiene claro y concluye que los radicales «utilizan esta plataforma como cobertura para labores de apoyo, proselitismo y captación de voluntarios para la yihad».
Los dos procesados –los marroquíes residentes en Málaga y Altea Abdelilah Migou y Anouar Merabet– trataban de captar combatientes para Daesh, alternaban diversos perfiles de Facebook para lanzar sus proclamas y estaban dispuestos a practicar la yihad: querían alcanzar el paraíso mediante «el martirio». El juez les atribuye a los dos, en prisión desde el 12 de octubre, los delitos de pertenencia a organización terrorista y de enaltecimiento, además del de tráfico de hachís en el caso de Merabet. Ambos, a un paso de ser acusados por la Fiscalía, participaron en reuniones y manifestaciones del Ccddi en Marruecos y entraron en contacto por teléfono e internet con terroristas de Daesh en Siria. Tras la bandera de los derechos humanos, en este caso y según el juez, se esconde la bandera negra de Daesh.