Con la retirada de María San Gil, el PP le ha facilitado las cosas a UPyD para las elecciones en el País Vasco. No cuenta con un ‘mirlo blanco’ de candidato a lehendakari, pero tendrá listas en los tres territorios. Aunque le hará falta un programa articulado y diferenciado para que los votantes sepan que votarle significa algo más que no votar al PSOE o al PP.
Su partido ha cumplido ya un año. Y lo celebró el pasado sábado 7 de junio en pleno ‘pulmón’ de San Sebastián, en la Plaza de la Constitución. Lo hizo por todo lo alto, en la calle, micrófono en mano, al más puro estilo americano. Porque Rosa Díez, amén de su conocido entusiasmo vital, tiene motivos para celebrar. Que, según los últimos sondeos, se ha convertido en la única líder a la que los españoles conceden un aprobado (por delante de Zapatero, Rajoy, Mas, Llamazares, Puigcercós y Urkullu). Que está marcando una impronta distinta y no alineada desde su único escaño en el Congreso de los Diputados, en donde empieza a provocar el recelo de no pocos parlamentarios. Y que el PP vasco, con la retirada de María San Gil, le ha facilitado el terreno.
Todas estas circunstancias las saborea, aunque con prudencia. No quiere plantear ilusorias expectativas electorales, sobre todo para que luego no se apodere de UPD la decepción, pero Rosa Díez está en un momento de euforia contenida. Su irrupción en el Congreso de los Diputados, gracias a los 303.535 votantes, a pesar de su único escaño, no ha sido nada discreta. La inquieta Rosa es sólo un mosquito incordiando a un elefante ( aunque ella prefiere la comparación bíblica de David contra Goliat, sobre todo porque, al final vence el considerado débil de esa historia), pero es un mosquito que no descansa ni para beber agua.
Acaba de vivir un notable protagonismo en la Carrera de San Jerónimo al lograr que su iniciativa para ampliar el colectivo de víctimas del terrorismo a los amenazados por ETA pasase el rubicón del hemiciclo. El PSOE, su antiguo partido, apoya ahora sus iniciativas. Unas propuestas que recuerdan, en su intención, las que en la pasada legislatura fueron presentadas por el PP y que el partido de Zapatero, sin embargo, las rechazó. Seguramente el PSOE seguirá manteniendo esa actitud con UPD.
Decir que no cabe más autonomía en la Constitución española, denunciar la discriminación del castellano, la recuperación del recurso previo de inconstitucionalidad para reformas estatutarias o defender la disolución de las corporaciones municipales gobernadas por ANV son propuestas ya barajadas por el antiguo PP, pero ha sido la dirigente de UPD quien ha tomado la delantera en esta legislatura. Y el mismo PSOE que iba rechazando cualquier iniciativa popular en la pasada legislatura de la confrontación y el «cordón sanitario» contra el PP, sin embargo, se muestra ahora condescendiente con UPD.
A Rosa no se le escapa que los socialistas piensan que si le favorecen a su partido, podrían provocar una fuga de votos del PP hacia UPD. El hecho es que su partido (la cuarta fuerza política de España en votos, aunque no en escaños) logró los mejores resultados, el pasado 9 de marzo, en los territorios gobernados por los populares. Si hace tres meses las urnas le dieron el 1,2% de votos, ahora los sondeos la sitúan en un 2,7%.
Su consolidación es indiscutible. Por eso quiere aprovecharse de la corriente favorable para plantear una campaña electoral vasca muy incisiva y sin complejos. Rosa Díez ni es negra ni se parece a Hillary Clinton, pero su campaña tendrá un marcado perfil americano. Estará en la calle. Dando el micrófono al público para que le pregunten. Como el público que en el programa de televisión pregunta por el precio de un café o por el sueldo del candidato en cuestión. Su falta de medios la compensa con una actividad constante. Se reúne con los suyos un día antes que el resto de grupos parlamentarios. Hasta ahora no han tenido problemas de enfoque político. Mantienen una línea Intranet para que los afiliados estén en permanente contacto. Pero todavía tienen mucho camino que recorrer.
Que la dirigente de UPD viene de la izquierda, ideología con la que se identifica, es una realidad que nadie, salvo Patxi López, le discute. Pero su trayectoria quizás le impide librarse todavía de ‘tics’ del izquierdismo de escaparate como el que tuvo cuando se alineó con Llamazares para pedir que se quitara el crucifijo del acto solemne de la jura de cargos del nuevo Gobierno. Además de su ‘núcleo duro’, el padrinazgo de Mario Vargas Llosa y la implicación de Fernando Savater, la cofundadora de UPD cuenta con seguidores como Agustín Ibarrola y su mujer, la madre y la viuda de Joseba Pagazaurtundua, los Múgica y un amplio círculo de intelectuales, profesores y algún periodista que, de momento, prefieren mantenerse en el anonimato.
No cuenta con un ‘mirlo blanco’ para presentarse con fuerza en la candidatura a lehendakari, de momento, pero tendrá listas en los tres territorios. Quiere arrancarse con lemas potentes, originales y rompedores, que recuerden la fuerza de la desaparecida Euskadiko Ezkerra porque, por mucho que se analice que la posible fuga de votos del PP van a ir a parar a su partido, ella se muestra convencida de que en el río revuelto de los votantes socialistas desencantados tiene mucho qué ganar. Pero le hará falta proponer un programa articulado y diferenciado para que los votantes sepan que votar por su partido significa algo más que no votar al PSOE o al PP.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 16/6/2008