Bieito Rubido-El Debate
  • Esa capacidad camaleónica de adaptarse a la coyuntura, negando sus propias ideas y manifestaciones, convierten a esta nueva clase política en un peligro para una sociedad avanzada y civilizada

La peor de las traiciones es traicionarse a sí mismo, y eso justamente es lo que está haciendo el sindicato de intereses personales, antiguamente llamado PSOE. Su idea de una España democrática de ciudadanos libres e iguales ha desaparecido. Son incapaces de ser coherentes consigo mismo. Circula por toda España una intervención de la ministra portavoz, Pilar Alegría, en la que advierte que las competencias en materia de fronteras son exclusivas del Gobierno central, tal y como marca la Constitución en su artículo 149, invocado en su día en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía.

Pilar Alegría lo decía hace muy poco, pero ya cambiaron de opinión. Es un Gobierno con poco criterio, muda con notable frecuencia. Renuncian a la coherencia, fundamental en política, y carecen de palabra, fundamental en la vida. Se mueven desde una visión utilitarista y materialista de la política. No hay ideas ni ideología. No hay moral ni valores. El pragmatismo lo impera todo, olvidan que por el pragmatismo se llega a la delincuencia y, lo que es peor, a la traición, y esa sí es la verdadera derrota.

Renunciar a proteger tus fronteras, en definitiva, tu integridad territorial, es como abandonar tu proyecto de Gobierno. Resulta difícil de entender a un político que toma permanentemente decisiones contra su propio país. Salvo que sea un aventurero inconsciente, una persona que no sufre ni padece. Esos perfiles siempre tienen personajillos de escasa altura dispuestos a ir detrás de la sintonía de una flauta como la de Hamelin.

Esa capacidad camaleónica de adaptarse a la coyuntura, negando sus propias ideas y manifestaciones, convierten a esta nueva clase política en un peligro para una sociedad avanzada y civilizada. Hasta ahora les confrontábamos con ideas y argumentos. Ahora ya no sirven. Ahora les parecen bien los postulados xenófobos y antiinmigración del nacionalismo catalán. Y se comerán con patatas todas las ocurrencias insolidarias y antidemocráticas que las minorías antiespañolas propongan.

Detrás de todo esto se encuentra la deslealtad y el oportunismo de unas minorías nacionalistas, impregnadas de un egoísmo ciego y tonto, que desestabilizan España al haber encontrado como elemento reactivo la ambición desmedida, moralmente reprochable, de Sánchez, el hombre que no sabe ganar elecciones. Vivirá permanentemente en un desasosiego y resentimiento ya que, aunque no parece tener conciencia de lo malo y de lo bueno, la felonía le acompañará de por vida y perderá el enorme tesoro de la paz de espíritu.