Editorial, DIARIO VASCO, 16/7/11
El informe del Comité de Selección destaca la calidad de la candidatura de Donostia para recomendarla como Capital Europea de la Cultura 2016
El informe del Comité de Selección de la Capital Europea de la Cultura 2016, que se hizo público ayer, señala inequívocamente que la candidatura de Donostia-San Sebastián era la que mejor reflejaba los «objetivos y criterios» que se requerían para que ostentase esta significación europea. La argumentación del jurado es lo suficientemente concluyente, o debería de serlo, como para alejar las reticencias y los fantasmas que otras capitales candidatas han aireado tras la nominación del pasado 28 de junio. Los criterios que ha considerado el comité de selección son de carácter exclusivamente técnico, como así se refleja en el informe. Se ha valorado fundamentalmente la «calidad de la candidatura», que llegó a impresionar a los miembros del Comité de Selección, y la «excelente calidad» del programa cultural propuesto», así como también ha sido valorado el apoyo «constante y estable» de las instituciones y autoridades políticas. Los contundentes argumentos del jurado deberían desvanecer cualquier cuestionamiento a la candidatura elegida, cuya calidad queda plenamente acreditada. De puertas adentro, el informe del Comité de Selección, no sólo avala la calidad de todo el trabajo desarrollado por el equipo gestor donostiarra, un esfuerzo que ha culminado en la designación, sino que también supone el reconocimiento de lo que se puede llegar a conseguir por el camino de la unidad política e institucional y de la participación ciudadana. Estas dos complicidades constituyen el mejor activo para el eficaz cumplimiento de los compromisos adquiridos para 2016, que permitirán convertir a la capital guipuzcoana en una referencia de la cultura en Europa. El desarrollo y la consecución de esta meta constituye una oportunidad única no sólo para el mundo de la cultura, sino para otros muchos sectores sociales y económicos tanto de Donostia como de Gipuzkoa y esta razón es lo suficientemente poderosa como para evitar riesgos innecesarios que pudieran desvirtuar el proyecto o capitalizarlo políticamente. Haber llegado hasta aquí es un logro de dimensiones históricas, pero todavía queda mucho trabajo por hacer hasta 2016, dentro de un proyecto que involucre a todos en un mismo interés.
Editorial, DIARIO VASCO, 16/7/11