Iñaki Ezkerra-El Correo
Con motivo de la nueva entrega cinematográfica de las aventuras de Superman, que llegará a las salas de proyección el 11 de julio de 2025 y que tendrá a David Corenswet en el papel del icónico héroe, James Gunn, el director de la cinta, ha hecho unas declaraciones cargadas de un edificante espíritu navideño: «Espero que Superman sirva para unirnos en un mundo tan polarizado». La verdad es que semejante reto a uno le parece un tanto difícil tratándose de un personaje del cómic que representa, como ningún otro, la tan traída y llevada polarización, empezando por el hecho de que no puede vivir sin el Polo Norte. ¿Qué puede haber más polarizado que un tipo que tiene una casa y su cuartel general en el Ártico, o sea, en ese inexpugnable y recóndito búnker llamado ‘Fortaleza de la Soledad’?
A esa paradoja se añade otra más amplia y profunda: a excepción de Jesucristo, la aparición de la figura del salvador en el escenario social siempre ha sido conflictiva y antitética de cualquier afán conciliador. Dicho de otra forma, los candidatos que se disfrazan en las campañas electorales de Superman, de Jon Nieve o de sus versiones más carpetovetónicas (Santiago Matamoros, Don Pelayo, el Cid Campeador…) no lo hacen con otro objetivo que no sea polarizar más el panorama político de lo que ya está. La figura del salvador, que Superman encarna en los tebeos y en el cine, siempre ha resultado en el terreno de las ideologías absolutamente catastrófica, y diametralmente opuesta a cualquier ideal de convivencia o proyecto de paz.
Igualmente malparados, o peor aún, saldremos si buscamos a un homónimo del Superman de Gunn (que es el de los cómics del guionista Siegel y el dibujante Shuster) en la Filosofía. Nos toparemos de cara con el Superhombre de Nietzsche, que no tenía ninguna intención de salvar a nadie y que es el más levantisco de todos porque inspiró el capítulo más negro del siglo XX y estaba inmunizado contra los prosélitos de la «decadente piedad cristiana». De éstos dice el Zaratustra nietzscheano cuando predica las virtudes de su Übermensch: «La tierra está cansada de ellos. ¡Ojalá desaparezcan!». En fin, que antes desunidos que unidos por Superman, venga de donde venga.