EL MUNDO – 16/01/15
· Duran evita respaldar la ‘hoja de ruta’ independentista del ‘president’ y Junqueras.
· La CUP dice que ERC cede al «chantaje» de CiU.
· El PSC cree que «nadie en Europa» verá en el 27-S un plebiscito.
La resaca del acuerdo entre Artur Mas y Oriol Junqueras para adelantar las elecciones catalanas al 27 de septiembre no fue tan dulce como ambos esperaban. El pacto suscitó recelos y críticas en todos los sectores, incluidos el nacionalismo conservador y el independentismo: tanto Unió Democràtica como la CUP mostraron su escepticismo con respecto a un pacto que, según el presidente de la Generalitat y el líder de ERC, debe servir para culminar el «proceso de transición nacional» y «llevarlo al éxito».
Pese a que Mas afirmó el miércoles que tenía el aval de Josep Antoni Duran Lleida, ayer Unió evitó dar apoyo a la hoja de ruta independentista, que aún no se ha concretado. El secretario general del partido y de CiU, Ramon Espadaler, aplazó el debate sobre la secesión, que la formación democristiana siempre ha rechazado.
«Cada cosa en su momento. Toca priorizar retos que tenemos más cerca, como la aprobación de los Presupuestos y las municipales, y en su momento trabajaremos cuestiones programáticas de futuro», afirmó Espadaler.
El partido que lidera Duran era contrario al adelanto electoral –la Legislatura terminaba en 2016–, y asumió como un mal menor el pacto para convocar las autonómicas en otoño. Otra cosa es que acepte que los comicios sean equiparables a un plebiscito sobre la independencia de Cataluña, como afirman Convergència y Esquerra.
Unió sí abordará ahora con más tranquilidad las municipales del 24 de mayo. Fuentes del partido admitían a principios de semana que unas elecciones autonómicas en marzo con candidatura unitaria independentista –como quería Mas– habría puesto en serio riesgo la continuidad de CiU. Ahora, la federación nacionalista afrontará al menos la primera cita electoral del año con sus siglas tradicionales.
La CUP, el partido independentista que tiene tres diputados en el Parlament, fue mucho más dura con el pacto. Ellos, como ERC y las entidades privadas partidarias de la secesión, querían elecciones en marzo, y ayer acusaron a los republicanos de «ceder al chantaje» de Mas.
Por esta razón, el diputado de la CUP Quim Arrufat llamó a convertir las municipales del 24 de mayo en «la primera vuelta de unas plebiscitarias». Además, y recogiendo la opinión de parte del soberanismo –que se queja de la falta de concreción de un acuerdo que Mas y Junqueras sellaron de palabra, no por escrito–, añadió que Convergència y ERC «se preocupan más por la reedición del pacto de Gobierno que de la hoja de ruta hacia la independencia».
«CiU gana tiempo para refundar su espacio y mejorar sus expectativas electorales, pero no hay un sólo argumento consistente que justifique retrasar las elecciones», afirmó Arrufat.
Los partidos que no apoyan la secesión también criticaron la decisión de Artur Mas, aunque por diferentes motivos. El líder del PSC, Miquel Iceta, avisó de que «nadie en Europa» va a aceptar como «veredicto sobre la independencia» el resultado de unas «elecciones parlamentarias». Por eso acusó al presidente de la Generalitat de «engañar» a los catalanes por presentar unos comicios ordinarios como si fueran un referéndum.
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, advirtió a Mas de que los populares impedirán la construcción de las «estructuras de Estado» que se anunciaron tras el acuerdo. «No se puede crear una Seguridad Social propia de una Cataluña independiente ni una Hacienda propia. Cataluña no es un Estado ni va a serlo», dijo.
Joan Herrera (ICV) dejó de lado su ambigüedad con el llamado proceso soberanista para acusar a ERC de dar una «prórroga» a Mas sin contrapartidas sociales. En cuanto a Albert Rivera (Ciutadans), acusó al president de «alargar la agonía» y paralizar Cataluña hasta el 27-S.
Ajenos a los reproches, el Govern y ERC retomaron ayer la negociación de los Presupuestos de la Generalitat para 2015, hasta ahora en vía muerta. En las conversaciones se abordarán también algunas de las exigencias de los republicanos, como la de que se presenten dos proyectos de ley: uno para crear una administración electoral propia –«para no depender de Madrid», según Mas– y otro para regular la gestión de los impuestos, que debe sentar las bases de la Hacienda catalana.
Tanto CDC como ERC confían en mantener la tensión con el Gobierno de Rajoy durante los meses que faltan para las elecciones de forma que el llamado proceso soberanista, que mostraba signos de enfriamiento en las últimas semanas, no decaiga.
EL MUNDO – 16/01/15