Miquel Giménez-Vozpópuli

Lo más probable será que CDU y SPD reediten la coalición y sigan con esa comedia de los horrores que es la Europa actual

Cuando escribo esto no se saben todavía los resultados de las elecciones en Alemania, pero existen sondeos que indican por dónde van a ir los tiros. De entrada, el socialismo se va a hacer puñetas, quedando en tercer lugar. Traducido al español: Sánchez está cada día más solo dentro y fuera. Segundo, gana la CDU, cosa que forma parte del relato habitual en Alemania. Antes se iban alternando como ganadores conservadores y socialdemócratas llegando a formar Grosskoalitionen, GroKo, cuando ha sido menester, como hasta ahora. Es muy posible que lo vuelvan a hacer, porque los partidos alemanes en particular y los europeos en general no entienden que la gente está cansada de las viejas políticas que nos han llevado al desastre demográfico, económico, social y moral. He ahí por qué Alternativa por Alemania ha quedado como segunda fuerza más votada, un hecho que hasta hace muy poco habría parecido insólito. Yendo a lo concreto, uno de cada cinco alemanes ha optado por algo que ha sido considerado diabólico, nazi, terrible, antidemocrático.

Curioso partido facha, Alternativa por Alemania, cuya líder Alice Weidel es lesbiana y está casada con otra mujer. ¿Pero eso no eran cosas de progres, podemitas, modernos y transgresores? ¿Hay algún partido, pongamos en España, cuyo dirigente tenga esas características, más allá de las chorradas del poliamor y el paralepípedo? Temas personales aparte, aunque pueden decirnos mucho acerca de los partidos – aquí se ve mejor el puticlub, la amiguita, las juergas con sustancias de traca y botellón, las saunas o el acoso en el seno del partido y el refrescamiento en el baño -, a Weidel la ha votado uno de cada cinco alemanes por algo muy simple: habla de problemas reales. De la inmigración ilegal vinculada con la delincuencia, de la ruina económica alemana que ha dejado de ser el país locomotora de Europa, de los devaneos con el gas putinesco, de la dependencia con China, del europeísmo trasnochado con el que se nutre una miríada de parásitos políticos, en suma, de un país que no es ni la sombra de lo que fue. Ese ciudadano, que no se ha dejado amedrentar por cordones sanitarios, profecías apocalípticas ni ninguna falsa noticia – bulos, dicen ahora – sobre AfD no entiende más que lo que ve, oye y sufre en la calle. Y ha pensado “Estos dicen la verdad”. Cuidado, que nadie que los ha votado cree que tengan las mejores soluciones o que vengan a solucionarlo todo. No. El elector, y creo que es aplicable a toda Europa, cada vez está más por la realidad y huye de esos paraísos artificiales que cuentan unos esquiladores de burros que mienten más que hablan. Ante esto, a los viejos partidos, podridos hasta las cejas, anquilosados por la burocracia interna y externa y al servicio no pocas veces de intereses espúreos, no les queda más que enrocarse. No pueden reaccionar porque hace tiempo que se quedaron inválidos y sin capacidad de alzar ni una ceja. Así pues, lo más probable será que CDU y SPD reediten la coalición y sigan con esa comedia de los horrores que es la Europa actual.

Pero hay lo que hay y, salvo que el recuento final nos depare una sorpresa, hay cada vez más alemanes que están hartos de que los mangoneen cual muñecos de trapo. Son casi un 19,5%, según sondeos a pie de urna. Ya veremos cómo queda. El SPD ha logrado un 16% y la CDU un 29%. Ellos esperaban un 35% y ya ven. Ahora hablan de la coalición. Con todos, menos con la segunda fuerza de Alemania. ¿Eso es respetar la voluntad de los electores? ¿Es moralmente democrático? No, pero hace mucho tiempo que la política en el Viejo Continente, y en España ni les cuento, dejó de tener que ver con la democracia, la moral y el respeto al elector. Todo y así, recuerden: uno de cada cinco votantes en Alemania ya no traga con el cuento del Lobo Feroz Facha.