UPyD incomoda al PNV en Bruselas

EL CORREO 16/06/14

· La probable inclusión del partido de Rosa Díez y de Ciudadanos en ALDE, el grupo de los jeltzales y Convergencia en la Eurocámara, vaticina una disputa de alto voltaje

¿Se imaginan al PNV y a UPyD formando parte de un mismo grupo político, bajo unas mismas siglas? Hagan un esfuerzo; salvo sorpresa de última hora, pasará. Será en Bruselas, en el Parlamento europeo salido de las urnas el 25-M y que echará a andar dentro de un par de semanas. El partido que lidera Rosa Díez, que tiene cuatro golosos escaños, ha solicitado formalmente su inclusión en la Alianza de Liberales y Demócratas de Europa (ALDE), grupo liderado por el belga Guy Verhofstadt y al que pertenecen, por ejemplo, el PNV (Izaskun Bilbao) y Convergencia Democrática de Cataluña (Ramón Tremosa). Una suerte de cajón de sastre que puede saltar por los aires ya que la situación incomoda sobremanera a los jeltzales y enoja a los catalanes, que han exigido que UPyD respete el derecho a decidir de Cataluña como prueba de sangre para ser aceptado en el grupo. Algo que, pese al ruido de CDC, no sucederá, según distintas fuentes consultadas.

Lo paradójico de la situación es que no sólo UPyD, liderado por Francisco Sosa Wagner, protagoniza el entuerto. Los dos representantes de Ciudadanos (Javier Nart y Juan Carlos Girauta) también han solicitado su ingreso en ALDE, ya oficiosamente aceptado a la espera de una reunión que se celebrará el próximo martes.

Desde el PNV y a diferencia del estruendo protagonizado por CDC –su socio Unió está en el grupo parlamentario del PP europeo–, no se han producido declaraciones públicas ni altisonantes abogando por mover los hilos en la sombra y a la espera de que la situación se aclare en las próximas horas. Una forma de proceder ‘made in Sabin Etxea’ que, sin embargo, no esconde una más que evidente incomodidad por la situación, como reconocen diferentes fuentes.

Partido bisagra
El alambicado tablero es el siguiente. ALDE, histórica tercera fuerza de la Eurocámara tras el PPE y los socialistas (S&D), necesita sumar escaños para mantener su rol de partido bisagra. «Si eres cuarto, no pintas nada», recalcan medios parlamentarios. A su batacazo electoral se suma el impulso de los conservadores reformistas liderados por los tories del primer ministro británico, David Cameron, que han logrado de momento superarlos por cuatro escaños (63 frente a 59). Y es que la aritmética, casi más que la ideología, será clave a la hora de resolver el sudoku.

A Verhofstadt, presidente del grupo, europeísta convencido y situado en las antípodas del nacionalismo –así lo evidencia su trayectoria al frente del Gobierno belga– no le salen las cuentas sin UPyD y Ciudadanos. Son seis, mientras el PNV y CDC, sólo suman dos. ¿Qué hacer? Tremosa, que ha llegado a asegurar que la dirección del grupo está «desesperada» por ser tercera fuerza, ya ha pasado un dossier a sus compañeros de grupo con las «salidas de tono» del partido de Rosa Díez para intentar vetarlos. UPyD, por su parte, anunció hace ya una semana que ALDE había aceptado su admisión y su condición de respetar la integridad nacional de los Estados, algo desmentido por CDC y fuentes del PNV. La batalla del relato, una vez más, será esencial.

Una de las bazas que los nacionalistas quieren jugar mira hacia Bélgica. Se trata del papel de la N-VA (soberanistas flamencos), partido que tiene cuatro escaños y que pese a su ADN independentista, su compatriota Verhofsdadt quiere fichar. De hacerlo, sería 6 contra 6, lo que igualaría las fuerzas de jetzales y convergentes hacia UPyD y C’s.

La dirección de ALDE lo tiene muy claro. Quiere paz, convivencia en su seno y que las cuestiones internas de cada país se diriman, precisamente, en el Estado en cuestión. Fuentes de toda solvencia señalaron que una de las fórmulas que podrían manejar es la creación de una especie de subgrupo con personalidad propia –sucede con Los Verdes y ALE– para que todos puedan sentirse más cómodos.

De llegar al sangre al río, ¿el PNV podría dejar ALDE? Todavía es muy pronto para saberlo, «todo está muy verde», recalcan los medios consultados. Las alternativas son complicadas. En su día formó parte del PPE, que abandonó de forma abrupta en la época de Aznar. Luego pasó a formar parte de la Alianza Libre Europea (ALE) –de la que forma parte Aralar, EA o Esquerra– hasta que hace ya algunos años se acomodó en ALDE. El retorno a ALE es una quimera y el paso al grupo de no inscritos, dado el ingente volumen de trabajo que hay, impensable. Así que la opción más realista pasa por buscar el mejor acomodo posible en ALDE y sobre todo, ganar la batalla del relato. Rosa Díez ya ha comenzado a mover sus piezas. Convergencia, también. El PNV, sin embargo, sigue a la espera.