EL MUNDO 09/04/14
· El debate deriva en la existencia de alternativas más allá de modificar la Constitución
Polémica política pero también jurídica, debate sobre la propuesta de reforma constitucional y sobre otras alternativas que permitan a Cataluña celebrar la consulta soberanista, discusión en torno a la identidad catalana e incluso sobre que ésta exista. Si se trata de encontrar una salida, ayer en el Congreso, se plantearon varias. Porque el llamado problema catalán–que UPyD niega– no se acaba, según defendieron IU y los nacionalistas, con el rechazo de la mayoría de la Cámara. Incluso da paso, se apuntó, al resurgimiento político de otro –el vasco–, archiconocido y perenne, calificado ayer en tono irónico por el portavoz del PNV, Aitor Esteban, como la «Euskal patata». «Cuando llegue el momento», advirtió, en Euskadi también «queremos decidir».
Y para poder hacerlo (en el caso de UPyD para que no se haga), los grupos parlamentarios, al margen de PP y PSOE, desplegaron una serie de propuestas. El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, planteó que ante la negativa de Rajoy de ceder las competencias para realizar el referéndum sea el Gobierno quien lo convoque en Cataluña. El del PNV incluso se mostró partidario de que pudiera votar toda España para, apuntó, comprobar que el resultado en el País Vasco y Cataluña es distinto al resto de autonomías. Desde ambos grupos, y también desde la Izquierda Plural, se reclamó al Ejecutivo que aceptara la tramitación de la iniciativa del Parlament para con «diálogo» poder adaptarla.
En el otro extremo, Rosa Díez, portavoz de UPyD, reivindicó el derecho a decidir del Congreso de los Diputados y cuestionó la posibilidad de dialogar sobre el referéndum «con quien no cumple las sentencias de los tribunales». En cierto tono de aguafiestas, Díez hasta negó al debate la condición de relevante. «Lo importante es lo que ocurra mañana. Lo histórico es que las autoridades catalanas respeten la ley y los fallos judiciales», indicó. «La Constitución –añadió– se puede cambiar, pero mientras tanto se respeta».
Frente a su postura –coincidente con PP y PSOE– de que la consulta no cabe en la Carta Magna, CiU, PNV e IU sostuvieron lo contrario. Se trata, explicaron, de un referéndum consultivo que no pretende «decidir por todos», sino conocer la opinión de los catalanes. El Parlament no pide, reiteraron en sus intervenciones, que se le transfiera la competencia, sino una delegación puntual para convocar una única consulta.
Hay, en opinión de los tres grupos, opciones jurídicas, pero su conclusión fue que la cuestión no es ésta. Estamos, dijeron, ante un problema político. El llamado asunto catalán. Un conflicto que ayer Rosa Díez intentó desmontar.
La portavoz de UPyD tiró de los datos del CIS para sostener que detrás de la petición de independencia no hay un sentimiento identitario, sino la voluntad de esconder una serie de problemas (entre ellos la corrupción), cuyo único responsable es la Generalitat. Para el 62,3% de los catalanes, contó, el paro es la principal preocupación; para el 44,4%, las cuestiones económicas; para el 25%, los políticos; y sólo para el 6,2%, la independencia y el autogobierno.
En todo caso, mantuvo, «la política y la democracia no están para comprender sueños, los sentimientos son algo personal». A continuación, recriminó a los nacionalistas que mucha defensa del «pueblo» y muy poca de los ciudadanos.
Fue la única que exhibió esta postura. Dijo incluso, en contra de otros discursos, que en Cataluña «no hay opresión» y que si alguien vive allí oprimido son los «no nacionalistas». Tras ella, el portavoz de ERC, Alfred Bosch, en una intervención con tintes mucho más sentimentales, afirmó que «la mayoría del pueblo catalán se mueve y va a seguir moviéndose». La pregunta sería hacia dónde.
De las intervenciones de ayer se deriva que ERC va como un torpedo hacia la independencia (Bosch ya alude a la redacción de la Constitución de la República catalana), IU, hacia la consulta (según Joan Coscubiela es un error pensar que el resultado de ésta sea la secesión de Cataluña), y CiU, hacia la solución pactada, al menos si se hace caso a la reiterada solicitud de diálogo de Duran Lleida. «Estamos dispuestos a negociarlo todo», aseguró el portavoz de CiU, para añadir que «todo significa todo», sin citar en ningún momento la financiación. En las últimas horas, desde CiU se ha llegado a apuntar a una nueva formulación de las preguntas de la consulta.
En su última intervención, Duran insistía: «Por favor, hablemos, acordemos y negociemos». Y volvía a emplazar a Rajoy a una reunión: «Ponga fecha y hora». Pocos minutos antes de las once de la noche, el Congreso rechazaba por 299 votos a favor, 47 en contra y una abstención ceder a Cataluña las competencias para la consulta. Aún así, en su última ronda en la tribuna, Rubalcaba y Rosa Díez habían coincidido en que al final habrá que votar una nueva Constitución.