EL MUNDO 07/09714
· El partido de Díez impone requisitos«no negociables» para pactar con C’s
· Rivera: «Compartimos valores, no hay excusa para no abrir el diálogo»
Más de seis horas duró el vapuleo. El Consejo Político de UPyD se ensañó ayer con su portavoz en el Parlamento Europeo, Francisco Sosa Wagner, al que, uno tras otro, medio centenar de dirigentes le fue reprochando los «insultos» al partido advertidos en un artículo de EL MUNDO, en el que hablaba de las «formas autoritarias» de la dirección y pedía públicamente una alianza con Ciudadanos.
«Ataques feroces», en palabras del propio eurodiputado, que no obstante se apuntaba como pírrico triunfo la aprobación del primer documento que abre la puerta a alianzas con otros partidos. Un documento trabado de requisitos «no negociables», según dijo Rosa Díez, que no obstante fue recibido por Albert Rivera como una oportunidad: «Compartimos valores, no hay excusa para no abrir el diálogo».
El eurodiputado se acercó a la presidenta de su formación al comienzo de la reunión y le dio dos besos, pero ninguno de los dos volvió a dirigirse la palabra. Tampoco hubo cruce alguno con los miembros de la dirección. El hielo se cortaba a cuchillo. Hasta el final. Tanto es así que cuando Sosa Wagner salió de la reunión agradeciendo las excusas presentadas de boca del diputado Carlos Martínez Gorriarán, quien le acusó días atrás de «corrupción política pura», el diputado desmintió rotundamente a este diario que le hubiera pedido perdón: «Yo ante quien me he excusado es ante mi partido por no haberle representado correctamente al hacer aquellas declaraciones».
«Él sí que no ha pedido perdón», añadían desde la dirección, arrepentidos, ya entrada la tarde, por no haber abierto la reunión a los medios. «Uno a uno le han hecho saber que ha hecho daño al partido, primero por acusarle de sectario, y segundo, por plantear el debate de Ciudadanos en un medio de comunicación, en lugar de en los órganos del partido». No había más que ver la cara de satisfacción de Rosa Díez para saldar a su favor el pretendido cierre de filas. Sosa Wagner apenas había concitado tres o cuatro peticiones de palabra acordes con su iniciativa. Además, y aunque se había puesto buen cuidado en no incluir en el orden del día la conveniencia de pactar o no con Ciudadanos, los comentarios de los intervinientes habían resultado genéricamente contrarios.
Por si fuera poco, y pasado el vapuleo, la votación –cerrada a cualquier enmienda al texto– de la «propuesta de resolución sobre la política de alianzas» había ido como la seda: tres abstenciones, cuatro votos en contra y 110 papeletas a favor, entre ellas la del propio Sosa Wagner.
Y es que –de ahí la paradoja– el eurodiputado y la presidenta de la formación se felicitaron por separado de la resolución como cosa propia. Claro que Sosa Wagner apenas entró en el contenido del documento. Para él, lo esencial es que, pese al «ataque feroz» recibido, había logrado «un pequeño triunfo»: «No sólo se ha celebrado un Consejo para debatir un asunto al que siempre se habían negado, sino que se ha aprobado por inmensa mayoría un documento que abre la vía a mi propuesta. Ahora sólo falta que se reúna un comité de jóvenes expertos, dirigidos por Rosa Díez y Albert Rivera, para sondear las posibilidades de acuerdo; no de fusión, insisto, sino de acuerdo electoral».
«La propuesta es de la dirección del partido en todo caso», reivindicaba luego Díaz, para ironizar: «Pero si además Sosa Wagner está contento, pues mejor, porque desde luego, yo estoy contenta».
Y el caso es que Díez –que se negó a decir que «confía» en el eurodiputado, pese a no removerlo de su cargo– no presentó el documento de la misma manera. La presidenta cuyo liderazgo se ha venido debilitando desde las elecciones europeas –cuando fue superada por Podemos como cuarta fuerza– y por quienes pretenden una gran coalición liberal, calificó ayer los requisitos del documento como «no negociables».
Además, y aunque no descartó ninguna posibilidad de aquí a las elecciones municipales, dejó bastante claro que la iniciativa no va a partir de la dirección de UPyD: «Si alguien cree que reúne estos requisitos y quiere una alianza electoral con nosotros, nos pedirá una reunión», fueron las palabras de una dirigente ayer más segura de su propia fuerza.
Pese a afirmar que no han hecho ningún «diagnóstico» en relación con Ciudadanos, tanto Díez como el responsable de Regeneración Democrática, Andrés Herzog, subrayaron ayer dos condiciones sobre todas las demás contenidas en el documento. La primera, que el aspirante a coaligarse sea un partido de «ámbito y proyecto político nacional», lo que en pasillos se identificaba con el recelo hacia la política de coaliciones de Ciudadanos con formaciones locales: «Los acuerdos son para el interés general, no para repartirse cargos en despachos», afirmaron.
La segunda, unos «estándares mínimos en materia de transparencia y de financiación limpia». Una exigencia que coincide también con los recelos de UPyD hacia la formación de Rivera. Además, en la lista de «criterios», los dirigentes de la formación magenta son exigentes en materia de democracia interna.