EL MUNDO 27/01/13
· El obispo reclama al Gobierno una política penitenciaria «dulcificada y actualizada»
Su voz la oyó y utilizó el PP, la escucha con simpatía la izquierda abertzale, la plasma en sus planes de paz el Gobierno de Urkullu y la difunde con profusión el PNV. Tanto, que la fundación que lleva el nombre de Sabino Arana decidió ayer premiarle por su contribución a la paz. El obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte, el otrora mediador de Aznar en las conversaciones de su Gobierno con ETA –en 1998– ha reaparecido con fuerza coincidiendo con el galardón del PNV, y su mensaje de mediación ha vuelto a avivar el debate político ante el final de ETA. Y lo ha hecho en pleno distanciamiento entre el mundo abertzale moderado y radical y el Ejecutivo de Rajoy, con acusaciones cruzadas de inmovilismo y de bloqueo en lo que se supone el final de la banda.
Uriarte reapareció para engrasar el discurso de Urkullu al apelar al Gobierno español a «dulcificar y actualizar» su política penitenciaria ante el riesgo de que la falta de avances «pudra un poco» el proceso. El obispo emérito de San Sebastián, y durante años auxiliar de Bilbao, alertó de que sin nuevos pasos existe un riesgo real de «deterioro». Aseguró que el camino hacia la disolución de la banda terrorista está «bastante estancado» y requiere de todos los agentes implicados para dar nuevos pasos. Uriarte se dirigió a los ciudadanos, a las instituciones y a «los responsables de la Iglesia» para que estimulen a los agentes implicados a avanzar en el proceso de paz y reconciliación iniciado. Y subrayó el riesgo de que se «duerma y se desnaturalice o se difiera sine die».
El obispo vasco reclamó avances a todos para «recoser los tejidos desagarrados de una comunidad». En primer lugar a ETA, para que lleve a cabo cuanto antes su disolución y entrega de armas. También los requirió al Ejecutivo de Rajoy, al que pidió una nueva política penitenciaria, que permita desbloquear la situación de inmovilismo. En tercer lugar, se dirigió a las víctimas, a las que invitó a que «en el momento en el que puedan» accedan a «ese gesto difícil y doloroso, de generosidad» que es el perdón. Dijo que las víctimas, «todas las víctimas», son el rostro «más desgarrado y desgarrador» de 50 años de violencia.
La Fundación Sabino Arana ha premiado a Uriarte por su «muy significativa contribución a la paz y la reconciliación y por su firme defensa de los Derechos Humanos, de todos los Derechos Humanos para todas las personas». Un reconocimiento que refuerza aún más los vínculos entre el nacionalismo institucional vasco y el que fuera obispo de San Sebastián durante casi una década. Uriarte, que sustituyó en 2009 a José María Setién en la diócesis guipuzcoana, aseguró hace días que estaba en «desacuerdo» con el encarcelamiento de Arnaldo Otegi. En diciembre pidió que el Gobierno impulsara un contacto «directo y discreto» con la banda para agilizar su disolución. El PP vasco respondió ayer a Uriarte reclamándole «un poco de prudencia» y que fije «la exigencia» en ETA más que en los demócratas. Y Dignidad y Justicia ha pedido al Papa que le desposea del título de obispo emérito.