EL CORREO 05/01/13
Pastor recuerda que con López la Sanidad vasca superó el octavo puesto autonómico que dejó Ibarretxe.
BILBAO. El prestigio de Osakidetza abrió ayer una nueva brecha entre el Gobierno vasco y el PSE, una de las formaciones con la que los jeltzales, en minoría en el Parlamento, tendrán que pactar para sacar adelante sus proyectos. La chispa que encendió a los socialistas la provocó el propio lehendakari en el que era su segundo acto público desde su llegada a Ajuria Enea. Iñigo Urkullu visitó ayer, junto al consejero de Salud, Jon Darpón, las instalaciones del Centro de Orientación y Tratamiento de Adicciones que se inaugurará el próximo lunes en Vitoria. El jefe del Ejecutivo, en unas breves declaraciones a los medios –no se aceptaban preguntas que no tuvieran que ver con la visita–, reconoció las dificultades que la crisis económica y el descenso de los ingresos están provocando para mantener ciertos servicios públicos, pero se comprometió a «hacer que Osakidetza vuelva a recuperar el prestigio y los niveles de calidad y los niveles punteros en el ránking de los Servicios Públicos de Salud».
La frase sonó a reproche hacia el anterior Gobierno vasco y así lo entendieron en el PSE. Su portavoz, José Antonio Pastor, no tardó en contestar al líder jeltzale al que exigió no hacer «apología» sobre la gestión del PNV porque en Osakidetza, dijo, «dejó mucho que desear». Recordó, en este sentido, que el último gabinete nacionalista, el liderado por Juan José Ibarretxe, dejó al sistema médico vasco en octavo lugar del ránking que se establece entre todas las comunidades autónomas españolas. Un listado, elaborado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, que en su última edición, hecha pública en septiembre, coloca al Sistema de Salud de Euskadi en segunda posición.
La expresión de Urkullu supone un nuevo choque entre PNV y PSE apenas unas semanas después del relevo en Ajuria Enea. Nacionalistas y socialistas ya se enfrentaron el mismo día de la toma de posesión de los nuevos consejeros después de que la titular de Seguridad –lo que antes era el Departamento de Interior–, Estefanía Beltrán de Heredia, abogara tras jurar el cargo por que la Ertzaintza «vuelva al modelo original» de la Policía autónoma, «un modelo civil, que sea del pueblo y esté al servicio del pueblo». Unas palabras que escocieron en el PSE y han provocado, incluso, una pregunta en el Parlamento destinada a la consejera. Los socialistas defienden que la Ertzaintza ya era en la anterior legislatura una policía «civil y al servicio del pueblo».
Ayer Urkullu volvió a encender ese fuego y a provocar la indignación del partido de Patxi López, al prometer que, a pesar de los recortes que deberá afrontar, mantendrá «la calidad de los servicios públicos con menos recursos», incluida Osakidetza. Instó, para ello, a los profesionales sanitarios a que compensen las dificultades con su habitual «rigor, transparencia y eficiencia». «Vamos a hacer –insistió– que Osakidetza vuelva a recuperar el prestigio y los niveles de calidad y los niveles punteros en el ránking de los Servicios Públicos de Salud». El lehendakari abogó también por reforzar el trato a los enfermos mediante «una relación más directa con los pacientes».
Necesidad de apoyos
La nueva polémica abierta por Urkullu ayer llega en un momento especialmente delicado para el Ejecutivo del PNV, que tiene varios frentes abiertos de negociación. El más importante tiene que ver con los Presupuestos para este 2013, cuyo proyecto ya se está elaborando y que necesita de apoyos en el Parlamento para ser aprobado. Pero también hay otros asuntos como el nombramiento del nuevo director general de EiTB, cuestión que se quiere solventar con rapidez, pero que también requiere de un consenso entre partidos. La minoría de los jeltzales en la Cámara –27 de los 75 parlamentarios– les obliga a buscar aliados. EH Bildu y PSE figuran como las primeras opciones para pactar, ya que su peso en el Legislativo –con 21 y 16 representantes, respectivamente–, garantiza a los peneuvistas la mayoría de 38 escaños para sacar adelante sus iniciativas.
En ese escenario, parece complicado el respaldo de la izquierda abertzale a las políticas de Urkullu siendo como es la primera fuerza de la oposición. En Sabin Etxea son conscientes, de hecho, de que su prioridad debe ser la de mantener una buena relación con los socialistas, a los que el propio lehendakari hizo un guiño en el debate de investidura en el Parlamento de Vitoria.
La alusión de ayer de Urkullu a «recuperar el prestigio» de Osakidetza figura ya en la lista de agravios al PSE. Así lo atestigua la reacción de Pastor que apenas unas horas después de las declaraciones del lehendakari envió un comunicado en el que acusaba al jefe del Ejecutivo autónomo de tener «memoria frágil». «Parece olvidar que fue el gobierno de Patxi López el que, en plena crisis económica, recuperó para Osakidetza el liderazgo que había tenido en sus primeros tiempos y fue perdiendo con gobiernos del PNV», advirtió. El portavoz socialista lamentó que el dirigente jeltzale «confunda» el querer «mantener los niveles de calidad» de la Sanidad vasca con hacer «apología de una gestión que, en los sucesivos gobiernos del PNV, dejó mucho que desear».
EL CORREO 05/01/13