Con la Diputación de Guipúzcoa ya perdida a manos de Bildu, un rival directo en el futuro por la hegemonía en la familia nacionalista, el PNV no quiere dejar de marcar a la coalición.
Si su presidente en Vizcaya, Andoni Ortuzar, apuntaba el pasado viernes que su partido pretendía «gobernar desde la oposición» ese territorio -lo que otras formaciones como el PP cuestionan- ayer fue el propio jefe de filas peneuvista, Iñigo Urkullu, quien quiso marcar el terreno de juego a los soberanistas.
Urkullu aprovechó el acto de reinauguración del batzoki de Elorrio para recalcar que el PNV no va a permitir que los representantes de Bildu «tengan la tentación» de convertir las instituciones que gobierna, con la Diputación guipuzcoana al frebnte, «en instrumentos de demagogia política y electoralista», informa Efe. El lugar del discurso no resultaba baladí. Bildu ganó los comicios del 22-M en Elorrio, pero el PNV le arrebató la alcaldía gracias al voto del único concejal del PP.
«Quienes durante años han menospreciado las instituciones, quienes no han acudido a ellas, se han abstenido o han acudido a ellas para provocar tienen que saber que Euskadi no cambia con un sueño si el que sueña está dormido», agregó, en referencia a la izquierda abertzale.
El dirigente peneuvista aseguró que «resulta muy fácil» para Bildu «venir como el mesías» después de todo el trabajo realizado durante tres décadas por su formación en favor de la construcción nacional. Urkullu dio la bienvenida a Bildu a la «construcción nacional del día a día». Más adelante, recordó a los representantes de la coalición que saben que «siguen en deuda» y les emplazó «a no confundirse con el PNV, ni con muchos de los que les han votado».
Bildu es rival para los peneuvistas por uno de los lados del espectro, pero por el otro el obbjetivo a batir es el PSE. Urkullu recuperó aquí en su intrevención un argumento que ya puso sobre la mesa hace días: la falta de legitimación en que ha quedado el Gobierno de Patxi López tras los resultados del 22-M. La tesis de Urkullu, ayer repetida, es que las urnas han dejado desautorizadas a dos formaciones -el PSE y su socio preferente en el Ejecutivo, el PP- que sumaron menos del 30% de los votos en las municipales.
El presidente peneuvista acusó a López de haberse «escondido» tras los comicios y hablar solo como secretario general del PSE y no como lehendakari. «Seguimos esperando a que hable el lehendkari y le diga a la sociedad vasca si para él, siendo lehendakari del cambio, la normalidad significa que gobiernen dos partidos que no representan ni el 30% del electorado vasco».
López estuvo ayer en Rdio Euskadi, donde reconoció en una entrevista que la relación con el PNV es «mejorable». El lehendakari volvió a lamentar que la formación de Iñigo Urkullu no quiso entrar en una negociación con su partido y con el PSE y «prefirió que Bildu estuviera en unas cuantas instituciones que pueden poner en entredicho muchos proyectos de desarrollo del país».
EL PAÍS, 27/6/2011