EL CORREO 18/01/13
Ha iniciado una ronda de contactos con expertos en la materia, entre los que está Jonan Fernández, que tendrá un puesto en la estructura.
El lehendakari ha asumido en persona las gestiones destinadas a conformar la nueva área de Paz y Convivencia del Gobierno vasco. Iñigo Urkullu, que al ser investido fijó el impulso de una nueva cultura de reconciliación como uno de sus principales ejes de su mandato, se encuentra inmerso en una ronda discreta de contactos con diferentes personas vinculadas tradicionalmente la defensa de los derechos humanos para tratar de cerrar, previsiblemente en los próximos días, el equipo que liderará esta delicada área del Ejecutivo.
Consciente de que por delante tiene una difícil tarea, como es la de gestionar el final de ETA y poner en marcha políticas en materia de memoria, Urkullu ha optado por tomar personalmente las riendas y consultar a diferentes expertos sobre esta cuestión. El objetivo no es otro que conocer su opinión sobre cuál debería ser, a su juicio, la estructura y metodología de trabajo de la nueva dirección de Paz y Convivencia en este nuevo tiempo abierto tras el cese del terrorismo. Entre las personas con las que ha mantenido contactos figura el nombre del actual director de Baketik, Jonan Fernández. Aunque no es el único.
El lehendakari, según aseguraron ayer fuentes del Gobierno vasco, quiere incluir a Fernández en este área del Ejecutivo, si bien se desconoce, por ahora, cuál sería su función específica. Al parecer, Urkullu tendría en mente un puesto para el tolosarra en el organigrama del área de Paz y Convivencia. Sin embargo, y a la espera de cómo se sucedan los acontecimientos, no sería a priori el de director de la misma. En la lista de nombramientos pendientes figura también el del que será el futuro responsable de Derechos Humanos. Además, el Ejecutivo deberá aclarar en manos de quién recaerá la atención a las víctimas del terrorismo y de otros sufrimientos injustos. Hasta ahora, dicha función estaba asignada a la oficina que durante una década ha dirigido Maixabel Lasa, en la actualidad alejada de la política. La gestión de los damnificados pasará, en cualquier caso, de estar enmarcada en la consejería de Interior –ahora Seguridad– a la de Justicia, a cuyo frente está el también portavoz del Ejecutivo Josu Erkoreka. No obstante, el lehendakari tiene decidido asumirá públicamente el liderazgo en esta materia.
De HB a Baketik
Jonan Fernández, nacido en 1962, casado y con tres hijos, fue concejal de Herri Batasuna en Tolosa, su ciudad natal, en la legislatura de 1987 a 1991. Con posterioridad se convirtió en portavoz de la coordinadora ecologista Lurraldea que, durante años defendió un recorrido alternativo a la autovía de Leizaran, que enlaza Guipúzcoa con Navarra. La labor de la coordinadora resultó muy polémica porque ETA se sumó a sus reivindicaciones, protagonizó varios sabotajes y asesinó a cuatro personas relacionadas con las obras.
Fernández fue posteriormente durante trece años coordinador general de Elkarri –fundada el 20 de diciembre de 1992–, cargo que heredó Paul Ríos cuando el colectivo pasó a denominarse Lokarri. Desde octubre de 2006 es director de la fundación Baketik, donde se ha distinguido como mediador y dinamizador de encuentros entre pacifistas y partidos de todo el arco parlamentario.
En su última intervención pública, el pasado lunes, Jonan Fernández propuso una alianza entre los ayuntamientos vascos y los centros educativos para impulsar una nueva cultura de convivencia, en la línea con la estrategia defendida por Urkullu. El líder de Baketik advirtió del «riesgo del olvido» y apostó por «consolidar la paz, humanizar el presente y reparar los desgarros del pasado».
EL CORREO 18/01/13