DIARIO VASCO, 26/9/11
Advierte a la izquierda abertzale y a PSOE y PP de que es el «momento de arriesgar». El PNV se reivindica en el Alderdi Eguna como el eje central con la vista puesta en el 20-N y en el avance de Bildu
El PNV no quiere soltar el enganche de la centralidad. Ni en el debate sobre la normalización política, ni mucho menos en el económico, donde el debate fiscal le ha situado, de momento, más próximo a las tesis del PP frente a la entente PSE, Bildu y Aralar. Con ese telón de fondo y en vísperas del 20-N, el presidente de la formación jeltzale aprovechó la celebración del Alderdi Eguna para reivindicar el papel de liderazgo de su partido y advertir al Gobierno central y a todos los partidos políticos que «es el momento de arriesgar y trabajar esta oportunidad» para conseguir la paz definitiva. «Ya vale de cálculos electoralistas en la izquierda abertzale y por parte del PSOE y PP», remarcó. «La sociedad vasca exige paz por paz, y punto».
El mensaje supone para los jeltzales poner negro sobre blanco sus posiciones tras una semana en la que, según la propia izquierda abertzale, el apoyo de los presos de ETA al Acuerdo de Gernika ha supuesto un aval determinante al proceso. Lo cierto es que los cerca de 100.000 asistentes que acudieron ayer a las campas de Foronda permitieron a la formación de Urkullu marcar músculo en un momento especialmente delicado para el partido: con el menor poder institucional de la democracia y con la necesidad de resistir el empuje del efecto Bildu. Con esos desafíos, las próximas elecciones generales se presentan como una auténtica prueba de fuego para el PNV.
Quizá por ello, Iñigo Urkullu, arropado por los altos cargos del partido y de los congresistas y senadores en Madrid, abogó por no caer en la amnesia. La izquierda abertzale «ha perdido 34 años con su radicalidad y su ruptura total, mientras decía que el PNV es un partido caduco, traidor y mercenario por acudir a Madrid». «Hace falta valor, caduca su revolución, caduca su ruptura y su lucha fracasada», denunció. «Esta legislatura hemos conseguido traer un millón de euros cada día, conseguidos de Madrid para Euskadi», recordó.
En este sentido, Urkullu advirtió del riesgo de rebajar la cinta de las exigencias por llegar demasiado rápido al final de la meta. Así, recordó que Euskadi «no debe nada ni a ETA ni a la izquierda abertzale» porque «no han estado en el autogobierno, en la modernización, en el avance económico y social, sino que han estado ausentes». «Euskadi no tiene ninguna deuda con ETA y la izquierda abertzale sino que son ellos quienes tienen una deuda con este país», enfatizó ante el aplauso de los miles de asistentes.
Para el presidente del EBB, el colectivo de presos, al sumarse al Acuerdo de Gernika, «ha asumido la realidad» y ha defendido que el final de ETA «es más irreversible». Por ello, se dirigió al Gobierno central y a todos los partidos políticos para decir que «es el momento de arriesgar y trabajar esta oportunidad. Vivimos un tiempo nuevo. Nos acercamos al final del ciclo de la violencia. Pero no aceptamos cuentas ni cálculos. La sociedad exige paz por paz». Urkullu, sin embargo, combinó la exigencia a la izquierda abertzale con la mano tendida. «Tiene una deuda con Euskadi pero, aunque lleguen tarde y tan altivos, les decimos ‘Ongi etorri’ (bienvenidos)».
En este sentido, remarcó que la izquierda abertzale «sabe que cuando lo han necesitado hemos acudido a su rescate, primando el bien mayor: la paz, sobre cualquier cálculo político o electoral» , subrayando la disposición de los jeltzales a seguir haciéndolo. «Queremos mirar adelante, dejar atrás el pasado, construir un nuevo futuro. ¡Bienvenidos a la realidad!», remarcó.
«Euskadi no otorga»
Ahora bien, Urkullu rechazó que en este nuevo tiempo político, tras la llegada masiva de Bildu al poder institucional, «nos pretendan dar lecciones desde el primer día. Primero tendrán que reconocer el avance de Euskadi y asumir que Euskadi no está a cero» porque «el mundo no empieza hoy». «Mientras estaban en sus vanguardias y rupturas, aquí hemos construido una nación con sus instituciones, reglas y procedimientos propios», resaltó.
Con la mirada puesta en el 20-N, el líder del EBB advirtió de los riesgos de una victoria del PP por mayoría absoluta. Así, no escondió su preocupación ante la posibilidad de «volver al bipartito español PSE-PP, recuperando el centralismo y la imposición del rasero uniforme de la España una y única». Antes, enfáticamente, había subrayado que Euskadi «no otorga» ni tras la aprobación de la Constitución de 1978 ni tras otros acontecimientos como la LOAPA o el rechazo del Congreso al plan Ibarretxe.
Por ello, defendió que el PNV tiene un modelo para «convertir este nuevo tiempo en oportunidad, un nuevo estatus político para Euskadi y un salto adelante como Nación». «’Euskadi, Nación europea’ es nuestra propuesta», señaló. En concreto, el presidente jeltzale dejó en tres los principales desafíos del país: «Salir de la crisis, crecer en autogobierno y avanzar en la construcción de la nación». Ahora bien, para ello se cuidó de alejarse de posibles alianzas no aptas para los intereses jeltzales. Entre otras, los dos polos que parece estar formando el debate fiscal: el conservador, formado por PNV y PP, y el de izquierdas: PSE, Bildu y Aralar. «Tenemos un proyecto para Euskadi, que no es de derechas ni de izquierdas, sino que pone en el centro a las personas», subrayó. De hecho, los jeltzales se comprometen a dar siete pasos en los próximos cuatro años en relación a la paz, la institucionalización del derecho a decidir, un acuerdo para los vascos de los siete territorios y en políticas de empleo.
DIARIO VASCO, 26/9/11