EL MUNDO 12/11/13
· Las incorpora al equipo de afectados de ETA y GAL que han acudido a 8 centros
Aparte de las víctimas del terrorismo (ETA, los GAL o el Batallón Vasco Español), los alumnos vascos también podrán escuchar a las víctimas de excesos policiales que dejó la lucha contra ETA si su colegio así lo decide. Es una de las novedades del programa de educación para la paz del Gobierno de Iñigo Urkullu.
El secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, y la consejera de Educación, Cristina Uriarte, presentaron ayer a los agentes de la enseñanza y a la prensa sus proyectos en un área que ha generado mucha controversia en los últimos años, sobre todo por la negativa de los partidos y educadores nacionalistas a dar pasos decididos en la deslegitimación de la violencia desde las edades más tempranas bajo el argumento de que creaba tensiones en la escuela. Hoy Urkullu ha decidido conservar el grueso de las bases puestas por su antecesor, Patxi López (PSE-EE), incluida su experiencia más ambiciosa: la de las víctimas educadoras, que llevó a una quincena de afectados por atentados de ETA, los GAL y grupos de extrema derecha a contar su historia en las aulas, aunque sólo se implicaron ocho colegios.
La idea de Fernández es «ampliar» su influencia. Cambia el nombre del plan («módulo educativo Adi-adian») e incorpora a las víctimas de excesos policiales reconocidas por el Parlamento y el Gobierno vascos mediante un decreto socialista que contempla el período 1960-1978 (ahora se prepara otro sobre los años de democracia). Eso sí, los 15 damnificados que participaron inicialmente en el programa seguirán, al igual que los expertos encargados de formarlos para que su testimonio sea pedagógico. Los encabeza el profesor de Ética en Deusto Galo Bilbao, que ya ha tutelado a dos víctimas de abusos policiales. ¿Qué mensaje prevalecerá? El de la convivencia «contra el odio», dijo Fernández, si «víctimas de signos diferentes» comparten clase.
La puerta ya estaba abierta: la entornó el PSE, pero no llegó a tiempo. Fue poco antes del relevo en Ajuria Enea, en noviembre de 2012, cuando su equipo reconoció e indemnizó a las primeras ocho víctimas a la luz de ese decreto. Entre ellas, dos etarras fusilados por Franco –Txiki y Otaegi–; el resto no tenía nada que ver con ETA, como Francisco Javier Batarrita, un industrial que murió en 1961 ametrallado por agentes que esperaban a un comando.
Todos los partidos vascos reconocen la existencia de estas víctimas, de las que la izquierda abertzale se ha apropiado incluyéndolas en su paquete de «víctimas del Estado» junto a los etarras que murieron intentando matar. Pero los populares y UPyD no admiten su incorporación en homenajes o planes educativos junto a las del terrorismo, al entender que implica equipararlas y contribuir al relato de ETA. En el PSE hay diferencias, aunque se impone la apelación a «todas las víctimas».
El Gobierno «anima» a los colegios a utilizar el recurso del testimonio personal por su «valor añadido» (el tripartito de Ibarretxe lo descartó por «abrupto»), pero también mantiene a su disposición un catálogo de relatos escritos y audiovisuales. Otra novedad es el programa de bonos Elkarrekin: el Gobierno repartirá 250.000 euros entre asociaciones pacifistas por cada hora que impartan en los colegios, que podrán elegir «mirando su realidad» en un «menú» de actividades para profesores, alumnos y padres.