EL CORREO – 20/07/14
· Reconoce haber asumido «todos los riesgos» sin que el anuncio de la banda «llegara», y advierte que no se prestará a «ningún juego».
El lehendakari cargó ayer con dureza contra ETA y lo hizo bajo una premisa, la de sentirse, de alguna forma, engañado por la organización terrorista. Iñigo Urkullu acusó a la banda de «incumplir» el compromiso que, al parecer, asumió hace cinco meses de hacer público un comunicado de «desarme total y verificable». Un paso que, lamentó, «nunca ha llegado». Horas después de que el jefe del Ejecutivo vasco realizara dichas declaraciones, ETA hizo público un comunicado en el que anunció haber «culminado el desmantelamiento de sus estructuras» y precisó que su objetivo próximo es «el sellado verificado» de sus arsenales. Sitúa el desarme en el final del proceso.
Urkullu se ha tomado la ausencia pasos definitivos por parte de ETA como algo personal. «Yo me mojé, asumí todos los riesgos habidos y por haber cuando se produjo la escenificación de entrega de armas», remarcó. Entrevistado por Europa Press, el lehendakari se refirió en este sentido su decisión el pasado mes de febrero de viajar, en un gesto inédito, a Madrid para arropar personalmente a los tres miembros de la Comisión Internacional de Verificación. Su líder, Ram Manikkalingam, el sudafricano Ronnie Kasrils y el mediador en el proceso irlandés Chris Maccabe prestaron declaración como testigos ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno con motivo de la publicación del polémico vídeo en el que se trasladaba la voluntad de desarme de ETA.
El jefe del Ejecutivo vasco siente ahora que aquel gesto, que le valió duras críticas por parte de todos los partidos salvo de la izquierda abertzale, no ha tenido la respuesta esperada. «No es que yo lo pensara, es que había un compromiso y no se ha cumplido», reprochó. Urkullu aseguró tener «muy claro» que el camino hacia el final de la violencia pasa por el «desarme total y verificable», así como por «el reconocimiento del daño causado». Pero también por cambios en la política penitenciaria que favorezcan el proceso de paz «y otras tareas, en orden a la convivencia política normalizada en este país».
Ahora bien, y dado que «no ha habido nada nuevo en este tiempo», advirtió que como jefe del Ejecutivo vasco «no debe prestarse a un juego que no tiene ningún compromiso de futuro». «Yo necesito ya que haya una asunción por parte de ETA de eso que ellos mismos identificaron como un proceso unilateral», manifestó con contundencia. «Pese a lo exasperante de la situación que se vive», añadió no perder la «esperanza». Tampoco desistirá «en el empeño» de que así sea.
Cuanto menos significativo resultó el hecho de que el lehendakari no se reuniera el pasado miércoles con el británico Jonathan Powell, el principal mediador internacional implicado en la consolidación de la paz en Euskadi, y con Martin McGuinness, viceministro del Gobierno del norte de Irlanda. Hasta ahora, Urkullu se ha citado con los expertos de la comisión verificadora cada vez que han venido a Euskadi. No así esta vez. El jefe del Ejecutivo vasco aseguró que «no veía las condiciones» para reunirse con ellos. «Tengo confianza en seguir trabajando con los mediadores, pero desde unos planteamientos claros que no deben ser las estrategias de nadie. En este caso era evidente que respondía a la estrategia de la izquierda abertzale porque no había ninguna novedad», argumentó. En esta línea, Urkullu acusó a Sortu de «quemar todo lo que toca». También, dijo, «en buena medida, la imagen de los llamados agentes internacionales».
Arraiz ve «dificultades»
Las palabras del lehendakari no tardaron en recibir la respuesta de Sortu. Su presidente, Hasier Arraiz, afirmó no tener ninguna duda de que ETA «cumplirá» su compromiso de desarme total, si bien subrayó que «no se pueden menospreciar las dificultades que existen» y que, apuntó, Urkullu «conoce». «Es el primero al que no le cogen el teléfono en La Moncloa y que sabe lo que ocurrió con los verificadores», sostuvo.
Arraiz echó en falta «madurez política y responsabilidad» en las declaraciones del jefe del Ejecutivo de Vitoria. «Quizá lo urgente pueda ser la confrontación de siglas, pero lo importante es llevar hasta el final el proceso de resolución democrática», apostilló. El dirigente abertzale emplazó así a Urkullu a «aportar en positivo», ya que, señaló, «están de sobra todos los que ponen piedras en el camino». «Debe decidir si sus manos van a servir para ayudar o si su única actitud será la que sumarse al inmovilismo de Madrid», concluyó.
EL CORREO – 20/07/14