EL MUNDO 27/02/14
· La consejería sigue sosteniendo que la cultura vasca «se extiende» a otras regiones
El Gobierno vasco que preside Iñigo Urkullu presentó ayer las orientaciones generales sobre las que pretende asentar el nuevo currículo educativo vasco: los contenidos que deberán estudiar los alumnos a partir del curso 2015-2016, así como las metodologías de enseñanza y los niveles que deben alcanzar. Un proyecto con el cual el Ejecutivo nacionalista pretende «proteger» a la escuela vasca de la Lomce de José Ignacio Wert y convencer a Navarra para que sus alumnos estudien lo mismo que los vascos.
Tras eliminar en una primera fase las referencias a las «características etno/culturales» del «Pueblo Vasco», la Consejería de Educación ha suprimido las apelaciones a «Euskal Herria» como el referente «cultural» de los estudiantes, después de la advertencia que le hizo por carta el Gobierno de Navarra de que tomará medidas si incluye a la Comunidad Foral en su currículo. La consejera, Cristina Uriarte, ha recibido también las quejas de PSE y PP por un programa que entienden ideológico. Ayer, defendió su carácter puramente pedagógico, dijo, pero insistió en su mirada a Navarra.
«Estas orientaciones parten de nuestro entorno, de nuestra cultura, de nuestra lengua. Nosotros somos muy conscientes de que nuestra lengua y nuestra cultura pueden estar extendidas más allá de los propios límites de nuestra comunidad autónoma. Nosotros no vamos a imponer nada a nadie», afirmó. «Simplemente podemos ofrecerlo tranquilamente por si alguien quiere aprovecharlo».
La consejera acudió a la comisión de Educación para presentar esta primera fase del denominado plan Heziberri 2020, un «marco pedagógico» que servirá de base para los cambios curriculares vía decreto –previstos para enero de 2015– y para una futura ley de educación –ya seguramente en la próxima legislatura–. Sus claves: la educación en competencias, el «plurilingüismo sobre el eje del euskera» y un tratamiento «equilibrado» entre las dimensiones local, vasca, «estatal» y global.
El texto, de 82 páginas, recibió un sonoro reproche de toda la oposición porque, según manifestaron EH Bildu, PSE y PP, no contiene «ninguna novedad» en materia pedagógica. «Recoge lo que llevamos haciendo desde los años 80. Está absolutamente superado. Con esto no avanzamos nada. Estamos perdiendo el tiempo. Señora consejera, ¿qué está haciendo usted?», preguntó en tono entre perplejo y airado su predecesora, la socialista Isabel Celaá.
La oposición actuó también al unísono al negar que, al contrario de lo que quiere hacer ver la consejera, los futuros decretos que regularán la educación obligatoria y el Bachillerato puedan servir para evitar la aplicación de una ley orgánica, como es la reforma aprobada en las Cortes.