EL CORREO – 29/08/14
· Evitará forzar una consulta para «no usurpar» el papel del Parlamento y da prioridad al «cumplimiento íntegro» del Estatuto en su cita con Rajoy.
El lehendakari se mira en el espejo escocés. Iñigo Urkullu ensalzó ayer el referéndum de independencia pactado entre los Gobiernos de David Cameron y Alex Salmond como el «modelo» a seguir en Euskadi y en el resto de Europa para que los ciudadanos puedan «decidir» sobre su forma de organización política y territorial. Hacía tiempo que el jefe del Ejecutivo de Vitoria había vuelto la espalda al desafío unilateral en Cataluña para mirar directamente a Escocia, pero ayer lo ratificó con toda solemnidad en su primera comparecencia pública tras las vacaciones de verano, a solo tres semanas de que los escoceses acudan a las urnas para decidir si, tres siglos después de su incorporación, se separan del Reino Unido o permanecen en él. «La referencia es el acuerdo, el diálogo y la consulta», subrayó el lehendakari, convencido de que la «situación política novedosa» en Euskadi, en España y en el contexto europeo requiere reformas profundas.
Pero sus profusas explicaciones tras presidir el tradicional Consejo de Gobierno en el palacio donostiarra de Miramar con el que, cada año por estas fechas, abre el gabinete vasco el curso político también permitieron constatar que Urkullu no contempla precisamente convocar ya –ni en el muy improbable caso de que eso fuera viable– un plebisicito en clave independentista con una pregunta clara en torno a la secesión como la pactada entre Londres y Edimburgo. Lejos de Artur Mas, lejos de los intentos fallidos de Juan José Ibarretxe, lejos de cualquier riesgo, Urkullu piensa más bien en completar, reforzar y blindar el marco estatutario consagrado en la Carta de Gernika.
Un objetivo que él mismo reconoció como prioritario dentro del extenso listado de asuntos que pondrá sobre la mesa de Mariano Rajoy en la cita que ambos mantendrán en La Moncloa este otoño, después de que el presidente del Gobierno, aunque «tarde», le haya confirmado por carta su voluntad de mantener un encuentro, aún sin fecha. «No voy a despreciar ningún tema», advirtió el lehendakari, tras recalcar que, aunque el foco «mediático» esté en las consultas convocadas en Escocia, el 18 de septiembre, y en Cataluña (9 de noviembre) y en el debate sobre la necesidad de un nuevo «modelo de Estado», el suyo está también en otros asuntos: la paz y la convivencia, las transferencias pendientes –las prisiones y la Seguridad Social, sobre todo–, los conflictos judiciales abiertos entre los ejecutivos central y vasco, la liquidación del Cupo y la renovación de la Ley Quinquenal del Concierto. «Cuando he hablado con Rajoy, no he hablado de Cataluña ni de Escocia, sino de Euskadi», apostilló.
Urkullu ratificó así lo que ya había dejado entrever: mira a Escocia, pero sin descuidar las ‘cosas de comer’. No quiere sobresaltos ni está dispuesto a alentar el más mínimo atisbo de confrontación social en una legislatura en la que confía en avanzar en el desarme definitivo de ETA y en la creación, de nuevo, de empleo neto y riqueza en Euskadi, convencido de que ha superado ya «lo peor de la crisis». No tiene «prisa», por lo tanto, en que se celebre una consulta porque, según dijo, pretende ser fiel a la hoja de ruta del PNV. Un camino que resumió en cuatro pasos, en este estricto orden: «Diálogo, negociación, acuerdo y ratificación».
«Último estadio»
Es decir, el lehendakari mantiene su intención de dejar el debate sobre el nuevo estatus de Euskadi en manos de la ponencia de autogobierno del Parlamento vasco –que retomará sus trabajos en septiembre, enfrascada aún en una larga concatenación de comparecencias–, de tal manera que el ejercicio del «derecho a decidir» sea el «último estadio» del proceso, en el que la ciudadanía ratificaría el «acuerdo previo» alcanzado primero entre los partidos vascos y después entre Ajuria Enea y La Moncloa.
Por lo tanto, la eventual convocatoria de un referéndum, aclaró Urkullu, «no es algo que me atribuyo» ni que vaya a plantear directamente a Rajoy. «No voy a usurpar el papel de los grupos. Tendré mi criterio, que podré compartir de manera privada con quien corresponda», aseguró, convencido de que su clara identificación con el modelo escocés «no compromete» ni el diálogo parlamentario ni las conversaciones con Rajoy.
De hecho, el lehendakari ya ha expresado en más de una ocasión, en público y en privado, que deposita sus esperanzas en una eventual reforma de la Constitución en clave federal y que su aspiración pasa por consolidar en lo político la relación bilateral que Euskadi tiene ya con el Estado en lo económico. El ejemplo escocés es, por lo tanto, para el gabinete de Urkullu más un «método» a imitar que un espejo mimético.
De hecho, preguntado por si siente «envidia» de los escoceses –algo que sí han confesado compañeros suyos de partido como Andoni Ortuzar o José Luis Bilbao–, el jefe del Ejecutivo de Vitoria respondió que «no es una cuestión de envidia, sino de derecho». En ese sentido, alabó el modelo de «democracia secular» que, a su juicio, ejemplifica el mundo anglosajón, y recordó la declaración de Downing Street o los acuerdos de Viernes Santo.
Precisamente para subrayar su respaldo, el gabinete de Urkullu, que ha sido invitado por el Gobierno escocés –pero que mantiene una relación «normalizada» también con el británico, puntualizó el lehendakari– se plantea acudir a Escocia el próximo 18 de septiembre. El Ejecutivo de Vitoria está «en conversaciones» con el de Salmond y, en el caso de que haya una «agenda institucional» que cumplir –reuniones y visitas, no una asistencia como meros convidados de piedra–, enviaría una representación, posiblemente de la secretaría de Acción Exterior, a Edimburgo.
EL CORREO – 29/08/14