EL CORREO 31/12/13
· El lehendakari exige el desarme «urgente» de la banda y desvela que ha pedido ya una reunión a Mariano Rajoy, al que evita presionar
El lehendakari Iñigo Urkullu dejó claro ayer cómo cree él que debería llevarse a la práctica el histórico paso que, sobre el papel, han dado los presos de ETA al reconocer el daño causado y aceptar la legalidad penitenciaria y el cumplimiento de sus condenas en un comunicado hecho público el pasado sábado. Para el jefe del Ejecutivo de Vitoria, los reclusos integrados en el colectivo oficial (EPPK) deben recorrer el camino que antes transitaron otros presos considerados disidentes por ETA y acogerse a la llamada ‘vía Nanclares’ de reinserción individualizada, que les permitiría acceder a beneficios penitenciarios y progresiones de grado y ser acercados a cárceles vascas. «La ‘vía Nanclares’ no queda en paréntesis, sino que es la vía en la que se pueden mirar los presos del colectivo para avanzar», apostilló el lehendakari.
Cree que el comunicado de los reclusos abona el terreno para reactivar la ponencia de paz
Urkullu centró buena parte de su intervención tras el último consejo de Gobierno de 2013, que pretendía ser un balance genérico del año, en el análisis del paso dado por los presos etarras que quedan en prisión tras la oleada de excarcelaciones propiciada por la derogación de la ‘doctrina Parot’. El mensaje fue, esencialmente, el que ya había transmitido en una valoración de urgencia el portavoz Josu Erkoreka el domingo –que saludó el gesto, pero pidió hechos «concretos»– aunque con mayor detalle. Efectivamente, el lehendakari concentró la carga de exigencia de su discurso en la propia banda terrorista y sus presos y evitó las palabras gruesas contra el Gobierno central, que sigue manteniendo un mutismo absoluto y aún no se ha pronunciado. El Ejecutivo vasco cree que si ETA sigue moviéndose en la misma dirección, a Mariano Rajoy no le quedará más remedio que flexibilizar la política penitenciaria y no quiere enturbiar el clima con mensajes altisonantes.
De hecho, Urkullu, preguntado al respecto, prefirió no valorar el silencio del Gobierno central, y sí desveló, en cambio, que, aunque aún no ha hablado con el presidente del Ejecutivo tras la difusión del comunicado, sí le ha enviado un mensaje a su teléfono móvil y espera obtener pronto respuesta y poder reunirse con él en breve plazo. El lehendakari mostró su interés en mantener un encuentro con Rajoy para tratar éste y otros temas, y exponerle en primera persona, igual que hizo con el primer borrador, el contenido del remozado plan de paz de su Ejecutivo y, en concreto, del programa de reinserción –Hitzeman– propuesto por el Gobierno vasco, una aportación meramente teórica ya que la competencia de Prisiones sigue siendo exclusiva del ministerio del Interior. Preguntado sobre la oportunidad de redoblar ahora la reclamación de ese traspaso, Urkullu se limitó a recordar que, dado que es una materia incluida en el Estatuto, la reivindicación ha sido permanente, y siempre sin éxito.
«Firmes y rápidos»
Fue al mundo de ETA a quien pidió que siga «dando pasos firmes y lo más rápidos posibles» porque, a su juicio –aunque reconoció un «cambio significativo» y un avance «en el posicionamiento público y teórico» del colectivo de reclusos–, «lo relevante y necesario» es conocer las «consecuencias prácticas» del comunicado. En ese sentido, Urkullu dejó claro que espera que los presos se acojan a la ‘vía Nanclares’, «absolutamente válida» y que implica renunciar a las vías violentas y reconocer el daño causado de forma individual, así como la petición de perdón a las víctimas, un camino que costó su expulsión de ETA a ‘históricos’ como Carmen Gisasola o Urrosolo Sistiaga.
El lehendakari hizo hincapié también en otro paso necesario, que el Gobierno ve clave para desbrozar el panorama, el desarme «urgente» de ETA, que, según dijo, ayudaría además a la «concreción» del comunicado y al acercamiento efectivo de los reclusos. «Cuantos antes sea, mejor, para que podamos seguir avanzando sin amenazas ni tentaciones de vuelta atrás», argumentó, antes de recordar que, aunque la izquierda abertzale se sume ahora a esa petición, la sociedad vasca lleva ya «mucho tiempo» exigiendo a ETA que entregue las armas y se disuelva.
Para el lehendakari, el comunicado debe tener además otra derivada y servir para reactivar la ponencia de paz del Parlamento, ahora paralizada y aparentemente condenada al ostracismo por la negativa de PP y PSE a participar mientras la izquierda abertzale no haga autocrítica explícita de su pasado. Urkullu consideró que el gesto de los presos puede «interpretarse» como un compromiso con el ‘suelo ético’ que socialistas y populares exigen.