EL MUNDO 02/08/14
· Propone al ‘president’ que reflexionen juntos sobre un «nuevo modelo de Estado»
El objetivo es esencialmente el mismo: poder ejercer su reivindicación por el derecho a decidir a través de una consulta. La divergencia se limita por ahora a la vía y a los tiempos para alcanzarlo. Mientras el president catalán, Artur Mas, aborda ya la fase final de su apuesta por una consulta soberanista, el lehendakari, Iñigo Urkullu, aún se acomoda en la plataforma de salida. Por ahora prefiere trabajar y profundizar más el suelo «reflexivo», tanto en Euskadi como en el resto de España, en busca no sólo de empatías políticas, sino también de márgenes legales que le permitan llevar adelante su aspiración identitaria sin provocar grandes fracturas. Un camino que invita a recorrer al president Mas, a quien ayer trasladó su voluntad de «reflexionar» juntos para proponer «un nuevo modelo de Estado». Una mano tendida que incluyó el compromiso de participar de modo activo en cuantas iniciativas al respecto se puedan plantear.
El lehendakari insufla así oxígeno a Mas para reconducir el camino pantanoso y sin salida en el que se ha enfrascado. Si bien el nacionalismo vasco ha procurado distanciarse en todo momento de la propuesta impulsada por el president, aduciendo siempre el «respeto» a la misma pero optando por un camino diferente para Euskadi –basado en la búsqueda de un acuerdo parlamentario mayoritario–, también es cierto que el lehendakari no dudó el pasado miércoles, poco antes de que se reuniera con el presidente Mariano Rajoy, en llamarle para manifestarle su «apoyo» y su disposición a colaborar en la búsqueda de un nuevo modelo de Estado.
Urkullu, que ayer participó en Azpeitia (Guipúzcoa) en la tradicional comitiva de autoridades con motivo de la festividad de San Ignacio de Loyola, apuntó incluso cuáles podrían ser las vías a explorar para avanzar en sus cuotas de autogobierno. Aseguró que la propia Constitución deja una puerta abierta a plantear no sólo la «actualización de los derechos históricos», sino incluso a fijar el reconocimiento de la nación vasca. Más aún, Urkullu afirmó que la disposición adicional primera de la Carta Magna abre la posibilidad de reflexionar un camino para «institucionalizar» en la Constitución «el derecho a consultar y que los ciudadanos puedan ser consultados y puedan decidir».
Por ahora a Rajoy le inquieta más el president catalán que el lehendakari. Al menos, en su agenda no es prioritario verse con Urkullu en Moncloa, pese a que hace meses que el presidente vasco reclama de forma reiterada una reunión con el español. Por ahora, el lehendakari no tiene fecha. Urkullu señaló que desconoce siquiera si habrá reunión y se mostró molesto por el hecho de que el líder del Ejecutivo ni siquiera haya hecho «acuse de recibo» de la documentación remitida para ser tratada en el encuentro solicitado. Una cita en la que Urkullu quiere tratar con Rajoy no sólo la necesidad de avanzar hacia un nuevo estatus político y jurídico para Euskadi, sino también cuestiones como la liquidación del Cupo vasco, los conflictos competenciales, la evolución de la economía y el empleo, la consolidación del proceso de paz y convivencia en Euskadi y la política penitenciaria.
A esta cuestión también se refirió ayer el diputado general de Guipúzcoa, Martin Garitano, quien en Loyola aseguró que el Gobierno de Rajoy mantiene una actitud «negligente y pasiva» en materia de presos. Afirmó que, pese a que «se niega a avanzar», al final «se moverá». Garitano, junto al alcalde de Azpeitia, Eneko Etxeberria, también de Bildu, recibió al lehendakari con un pañuelo naranja de apoyo a la herriko taberna de la localidad, citada en la lista de locales a clausurar por la sentencia de la Audiencia Nacional de esta semana.
En el acto, como es habitual en los últimos años, representantes de la asociación de familiares de presos de ETA Etxerat abordaron al lehendakari para hacerle entrega de un informe sobre la situación de los presos de la banda terrorista. Le solicitaron que haga entrega a Rajoy del mismo cuando se vea con él, petición que Urkullu se comprometió a cumplir.