EL CORREO 08/12/12
Decide rebajar la carga religiosa del acto en Gernika, aunque mantendrá, «con algún cambio», la fórmula de Agirre.
El líder jeltzale quiere mantener la invocación a Dios pero suprimir la expresión ‘humillado’.
BILBAO. Una mezcla de tradición y modernidad. Así quiere Iñigo Urkullu que sea el acto solemne de jura de su cargo el próximo sábado 15 en la Casa de Juntas de Gernika. El que se convertirá este jueves en sexto lehendakari de la etapa democrática en Euskadi, que había anunciado su intención de recuperar la fórmula que utilizó por primera vez José Antonio Agirre en 1936, se mantendrá fiel, en buena medida, a aquel juramento pero, al mismo tiempo, protagonizará una ceremonia ciertamente rompedora para un lehendakari nacionalista. Por primera vez, un jefe del Ejecutivo vasco del PNV jurará el cargo sobre el Estatuto de Gernika y no sobre la Biblia, y prescindirá además del crucifijo de plata utilizado durante siglos en el señorío de Bizkaia, que, al igual que el texto sagrado, ha descansado sobre las mesas juraderas de Agirre, Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe.
Aunque en una reciente entrevista el propio Urkullu aseguraba que no prescindiría de la simbología religiosa porque no estaba dispuesto a renunciar a la «inspiración cristiana» que reconocía tanto en su persona como en su partido, finalmente, y tras consultar con su ‘núcleo duro’ más cercano, el dirigente jeltzale ha optado por dar un barniz más laico al acto, consciente de que, especialmente en un momento de profunda crisis económica y gran efervescencia social, los ciudadanos miran con lupa todo aquello que se adentre en el terreno de lo icónico y lo gestual. Así, Urkullu ha querido evitar que se le identifique con anacronismos o movimientos anquilosados, o incluso con la derecha católica, y ha optado por jurar –exactamente igual que hizo su predecesor, el socialista Patxi López– sobre un ejemplar del Estatuto, que no ha encargado especialmente para la ocasión. Utilizará el que esté disponible en el Parlamento vasco y se emplee habitualmente en actos protocolarios. Curiosamente, Urkullu criticó en su momento los cambios introducidos por López por «innecesarios» y «contradictorios» y se mostró convencido de que a nadie se le ocurriría poner en duda la modernidad de Barack Obama porque jure sobre la Biblia. «Son costumbres y tradiciones», adujo entonces.
Acorde a los tiempos
No obstante, Urkullu, que ha anunciado su intención de impulsar esta legislatura un nuevo estatus político para Euskadi que sustituya a la Carta de Gernika, la empleará ahora en la ceremonia con que inaugurará su andadura institucional. La razón, que a pesar de ser creyente y de profundas convicciones además, ha preferido jurar su cargo, según fuentes de su entorno, con una fórmula más «acorde a los tiempos que corren» y a la actual «idiosincrasia» de la sociedad. «Independientemente de sus convicciones religiosas, ha decidido primar el carácter institucional» del acto, explican quienes más estrechamente han colaborado con el próximo lehendakari en la planificación de la jura.
De hecho, el líder jeltzale, que pronunciará el ceremonial de aceptación de la makila en euskera y castellano–Ibarretxe, por ejemplo, recurrió exclusivamente a la lengua vasca–, introducirá también «algún pequeño cambio» en el juramento que redactó en 1936 Juan de Ajuriagerra para el lehendakari Agirre. La modificación buscará igualmente restar trascendencia religiosa y posiblemente prescindirá de la frase que da comienzo al texto – «Ante Dios humillado…»– o la sustituirá por otra aunque manteniendo, eso sí, la invocación divina. También conservará, con toda probabilidad, el ‘ante vosotros representantes del pueblo’ que introdujo Garaikoetxea para subrayar el comienzo de una nueva etapa en democracia.
No es la primera vez que Urkullu decide mantener su fe en la esfera estrictamente privada para evitar que el PNV, que dejó de ser un partido confesional en 1977, desentone con el pulso de la sociedad o se aleje de su sector de votantes más joven y progresista. Eso, a pesar de que la formación con sede en Sabin Etxea sigue llevando a Dios incluso en su nombre en euskera, EAJ. Son las siglas de Eusko Alderdi Jeltzalea, que podría traducirse en castellano por ‘partido vasco seguidor del lema JEL’, acrónimo de ‘Jaungoikoa eta Lege Zaharra’ (Dios y leyes viejas). No obstante, el todavía presidente del partido ha hecho de la modernización del PNV una de las señas de identidad de su mandato. En 2009, impulsó el apoyo jeltzale a la polémica ley de plazos del aborto, un asunto en el que, hasta entonces, el PNV había dado libertad de conciencia a sus diputados. El golpe de timón le costó a Urkullu una reprimenda pública del obispo Mario Iceta.
El protagonismo del Estatuto será la única coincidencia con López, que alteró el guión tradicional y decidió tomar posesión primero en el interior de la Casa de Juntas y jurar después bajo el roble de Gernika. Urkullu, como sus predecesores nacionalistas, invertirá el orden. Tampoco habrá discursos especiales ni piezas literarias –López leyó dos poemas– y se recuperará el carácter breve y sobrio del acto.
EL CORREO 08/12/12