EL CORREO 08/04/14
«Asume las críticas» de las víctimas, «pese a no compartirlas», y si algo tiene claro es que «hizo lo que tenía que hacer».
El lehendakari está «asumiendo las críticas» que le han llovido estos últimos días a raíz de cesar de manera fulminante a su asesor en materia de Víctimas, Txema Urkijo. «Eso sí, no las comparte» e incluso asiste perplejo a acusaciones por parte de algunos partidos y grupos de damnificados, que estima «injustas». Pero si algo tiene claro, según aseguran desde el Ejecutivo de Vitoria, es que «hizo lo que tenía que hacer».
La situación era «insostenible». Las discrepancias mutuas entre el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández –apuesta personal de Iñigo Urkullu–, y el propio Urkijo hicieron saltar las alarmas en la Lehendakaritza casi desde el inicio de la legislatura. El desenlace del pasado miércoles no fue más que un secreto anunciado a voces.
El lehendakari asumió en persona, consciente del desgaste que este gesto podría traer consigo, la destitución del asesor de la Secretaría de Paz, en lugar de delegar esta decisión en Fernández. «No ha sido fácil», sostienen desde Lakua. Al parecer, Urkullu retrasó al máximo su cese a la espera de poder reconducir la situación, algo que no fue posible.
El punto de no retorno se produjo el pasado martes, un día antes de su salida oficial del Gobierno tras doce años de trayectoria. El escenario: la reunión a puerta cerrada del Consejo de Participación de Víctimas del Terrorismo. El todavía asesor puntualizó, e incluso contradijo, a Fernández en los diferentes temas que se pusieron sobre la mesa en el foro. Una actitud que se convirtió en la última gota que colmó el vaso.
La reacción fue inmediata. Apenas veinticuatro horas después, el jefe del Ejecutivo vasco citó a Txema Urkijo para trasladarle en persona su decisión. Ya no había vuelta atrás. Pero si su cese no se hizo esperar, tampoco la respuesta, o más bien los reproches, que desde diferentes ámbitos despertó el movimiento de Urkullu. A las críticas del PSE y PP, que ven en este gesto una muestra de la «incapacidad» de Jonan Fernández, e indirectamente de Urkullu, para lograr «consensos entre diferentes», se unieron el fin de semana las de las víctimas.
Una veintena de damnificados vascos, que han mostrado una actitud moderada respecto a la gestión del nuevo escenario sin el terrorismo de ETA, suscribieron una carta en la que no dudaron en calificar de «grave error» el cese de Urkijo, un «interlocutor –añadieron– de suma valía, avalado por una trayectoria irreprochable y que ha sido el cordón umbilical con todas las víctimas».
La misiva ha supuesto una «sorpresa» para el lehendakari. Y, desde luego, nada grata. Pese a saber de antemano que «el tema era muy complicado» y que algo así «podía ocurrir», desde el Gobierno vasco señalan que Urkullu está viviendo la situación «con preocupación». Sobre todo, las críticas de las víctimas. «Es un tema que se ha tomado muy en serio desde siempre, cuando otros no lo hacían», remarcan.
Como parlamentario del PNV Iñigo Urkullu fue presidente de la comisión de Derechos Humanos durante tres legislaturas (1998-2008). Época en la que también encabezó la Ponencia de Víctimas del Parlamento vasco. Bajo su mandato organizó los primeros viajes que desde la Cámara de Vitoria se realizaron a diferentes comunidades autónomas para conocer el sentir de los diferentes colectivos de damnificados. Los contactos previos, ahora bien, corrieron a cargo de la dirección de Víctimas del Gobierno vasco que lideraba Maixabel Lasa, y en la que Urkijo trabajó durante siete años.
El lehendakari considera, en este sentido, que las críticas a su «falta de implicación» son «injustas». Es más, pocos días después de que la polémica acompañara a su decisión de cesar al ya exasesor de Lakua trasladó un mensaje de «compromiso absoluto» con las víctimas «de to-
dos los signos». Su último encuentro con diferentes damnificados se produjo una semana antes del cese de Urkijo. El lehendakari se reunió con las víctimas que llevan su testimonio a los colegios de Euskadi.
Ezenarro, en las quinielas
En el Ejecutivo de Vitoria sostienen que su intención es la de «no contestar ni decir nada en contra» de los afectados. Advierten que a las víctimas «pocas cosas les satisfacen». Prueba de ello, apuntan, son los enfrentamientos que diferentes colectivos han tenido, por diferentes razones, con el PP o con dirigentes populares. Lo que no aciertan a entender es que «en año y dos meses que ha estado Txema Urkijo nadie ha salido a defender lo que se estaba haciendo y ahora, que se le ha destituido, llegan las críticas». Se refieren así a las declaraciones que realizó el exasesor en su despedida. Urkijo dijo echar en falta «un gesto notorio y relevante» del Gobierno de Urkullu «hacia las víctimas del terrorismo».
En la Lehendakaritza no quieren buscar «culpables» y su intención es cerrar este capítulo cuanto antes. Su objetivo es cubrir el hueco que ha dejado Urkijo en la Dirección de Víctimas «lo antes posible» para «seguir trabajando». No se descarta que el o la sustituta salga de las personas que conforman el organigrama del Gobierno vasco. En todas las quinielas suena, sin que haya confirmación alguna, el nombre de Aintzane Ezenarro, asesora en la actualidad de Educación y una de las responsables del programa de víctimas en las aulas. Se espera que la decisión pueda adoptarse a lo largo de esta semana.
EL CORREO 08/04/14