EL CORREO 15/04/14
· El lehendakari insiste en exigir el blindaje de los derechos históricos y el respeto a la voluntad ciudadana.
El lehendakari Iñigo Urkullu negó ayer que Euskadi esté «agazapada» a la espera de acontecimientos en Cataluña, y en respuesta a los que reprochan a su Gobierno y al PNV una calculada ambigüedad en sus reivindicaciones soberanistas, dejó claro que el debate del nuevo estatus está ya en marcha en el Parlamento y que su posición de partida pasa por extender las garantías del sistema de Concierto Económico a una relación política bilateral y en pie de igualdad entre Euskadi y el Estado. En definitiva, pactar una nueva formulación jurídica que permita pasar de la unilateralidad «impuesta» al reconocimiento expreso de la «nacionalidad histórica vasca» sin que pueda ser «laminada».
En una entrevista en RNE, el jefe del Ejecutivo de Vitoria volvió a fijar posición sobre sus aspiraciones en materia de autogobierno, igual que hizo el viernes pasado durante el pleno de control al Gobierno en el Parlamento. Y quiso dejar claro que Euskadi no va a la zaga de Cataluña porque, en su caso, desde que era presidente del EBB del PNV, siempre ha defendido una reforma constitucional que contemplara «el derecho a decidir, la autodeterminación y la consulta», aunque puntualizó que ahora es lehendakari y es «consciente» de que no solo representa «a los nacionalistas del PNV». En todo caso, la ponencia de autogobierno mantendrá un ritmo pausado de análisis y comparecencias hasta bien entrado 2015 y no comenzará el trabajo a puerta cerrada de cruzar documentos para intentar alumbrar un texto articulado de nuevo Estatuto hasta ese momento, en el que ya se conocerá cómo ha gestionado Artur Mas la consulta del 9 de noviembre y sus consecuencias.
«El Estado tiene ahora dos problemas, cuando hace diez años tenía uno», dijo en referencia a las reivindicaciones soberanistas de Euskadi y, más recientemente, de Cataluña. De hecho, puntualizó, la Cámara vasca trabajará «con la experiencia acumulada» durante la tramitación del fallido plan Ibarretxe. «Tenemos un recorrido hecho», insistió. En cualquier caso, Urkullu insistió en reivindicar «el acuerdo, el diálogo y la negociación» como vía tanto en el caso vasco como en el catalán, e incluso opinó que el encaje de Cataluña en España es más un problema «social» que político que solo puede resolverse con una negociación entre Artur Mas y Mariano Rajoy, que confió en que se produzca. «Aún hay tiempo», dijo.
Urkullu desgranó los que, a su juicio, deben ser los ejes troncales del nuevo estatus político vasco a partir de la constatación de que Euskadi es una comunidad histórica así contemplada en la Constitución española con un sistema de autogobierno «singular» que durante 35 años ha sido «condicionado de manera unilateral por los sucesivos Gobiernos del Estado español» hasta el punto de «laminar» el suelo competencial recogido en el Estatuto. El lehendakari dejó claro así que el principal argumento que manejarán los jeltzales para justificar la necesidad de una reforma profunda del actual modelo será el incumplimiento del pacto estatutario –sea a través de leyes orgánicas, materias aún no transferidas o sentencias del Constitucional– para exigir así un nuevo sistema basado en la bilateralidad efectiva a través de garantías jurídicas que aseguren el respeto mutuo a lo pactado como sucede con el actual sistema fiscal y financiero.
Reforma constitucional
Urkullu hizo especial hincapié en el rango constitucional de los derechos históricos vascos e insistió en que no es posible que, dado su rango, estén «al arbitrio» de los sucesivos Gobiernos centrales. Por lo tanto, y sin dar ninguna pista sobre la formulación jurídica concreta que propondrá, subrayó que deberá respetar los derechos históricos y «la voluntad de la sociedad vasca». Y lamentó que PP y PSOE apelen ahora a la reforma de la Constitución para facilitar el encaje de Cataluña o Euskadi en el Estado cuando «pasaron por alto» las propuestas que en este sentido «realicé en el pasado cuando era presidente del PNV». «El PNV planteó en agosto de 2011 una reforma que mirara también por lo que es la contemplación del derecho a decidir, el derecho de autodeterminación o el derecho a la consulta. Espero que las posibles reformas atiendan a la realidad de los partidos nacionalistas», confió.
EL CORREO 15/04/14