EL CORREO 13/02/13
· Los líderes del PSE y EH Bildu advierten que no tolerarán recortes en servicios básicos y el Gobierno replica que el límite de gasto «es el que es, no es una opción»
El lehendakari Urkullu deberá emplearse más a fondo si quiere garantizarse apoyos que le permitan sacar adelante los Presupuestos para 2013, un proyecto que remitirá al Parlamento como muy tarde dentro de un mes, según el plazo que él mismo ha fijado. Desechada ya la propuesta de recalcular al alza las previsiones de ingresos de las Haciendas forales –ante el rechazo unánime, y en consecuencia inasumible para Urkullu, de toda la oposición en bloque–, el margen de maniobra del jefe del Ejecutivo se amplía, aunque todo indica que tendrá que pelear hasta la última coma cualquier acuerdo. De momento, las dos reuniones con las que ayer enfiló la recta final de su ronda de contactos con los líderes de las fuerzas parlamentarias –que concluirá hoy con el presidente de su partido, Andoni Ortuzar– no arrojaron ninguna señal halagüeña.
Urkullu, que recibió en la Lehendakaritza al recién reelegido líder del PSE, Patxi López, y a la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Laura Mintegi, no logró en la hora y media larga que despachó con cada uno acercar posturas con ninguno de los dos ni arrancarles el más mínimo gesto de complicidad. A su salida, significativamente, ambos defendieron un mensaje casi idéntico en el fondo, aunque con matices en la forma. Tanto López como Mintegi dieron a entender que la puerta no está cerrada del todo, pero que Urkullu ni siquiera ha conseguido todavía que permanezca entreabierta.
Ambos lamentaron la falta de información «concreta» sobre las partidas a las que afectarán los inevitables recortes –teniendo en cuenta la rebaja del límite de gasto en 1.200 millones de euros que ha provocado la dramática caída de la recaudación– y dejaron claro, con el mismo acento de izquierdas, que no apoyarán, ni explícita ni implícitamente, ningún Presupuesto que afecte a los pilares básicos del sistema vasco de protección social y se pliegue a decisiones «impuestas» por Mariano Rajoy. Es decir, que no avalarán nada que recorte los servicios esenciales, léase Educación, Sanidad y ayudas vinculadas a la exclusión social.
La respuesta del Gobierno fue diáfana. Y quedó claro que había interés en la Lehendakaritza en subrayarla. De hecho, el portavoz del gabinete de Urkullu, Josu Erkoreka, no tuvo problema en trasladar su habitual comparecencia de los martes a mediodía a cerca de las nueve de la noche para poder replicar a López y Mintegi. El Gobierno del PNV, muy crítico en la oposición con los recortes del PP, dejó claro que los ajustes no tienen vuelta de hoja. «Tenemos 1.200 millones menos para gastar. Todos los partidos son conscientes de que ésta no es una opción libre del Gobierno, es un hecho ineludible», apuntó Erkoreka. «Esto es lo que hay. No asumirlo sería operar fuera de la realidad, política ficción. El límite de gasto es el que es», insistió, en un mensaje dirigido sobre todo al PSE y Bildu.
El PP vasco, una vez que el Gobierno ha renunciado al polémico artificio contable propuesto por José Luis Bilbao que disgustaba sobremanera a Javier de Andrés, dice estar abierto al diálogo, aunque su apoyo no sería suficiente para sacar adelante las cuentas. Eso exigiría la abstención, al menos, de uno de los dos grupos que suman mayoría absoluta con el PNV, o bien el respaldo activo del parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro. En la Lehendakaritza, y así lo constató Erkoreka, se cree que la renuncia a incrementar la estimación de ingresos debería «dar sus frutos» y facilitar «acuerdos futuros» que permitan aprobar el Presupuesto. tivos» a la hora de meter la tijera. El gabinete de Urkullu, que cree que remando «juntos» la economía podría retomar la senda del crecimiento «en 18 meses», ya ha advertido que, además de paralizar las grandes infraestructuras, cabe la posibilidad de tener que sacrificar algunas partidas ‘menores’ de gasto social, y ha puesto como ejemplo la financiación de barnetegis para aprender inglés.
Ayer, López ya subrayó que rebañando de ahí no se recortan 1.200 millones y pidió «claridad». Los jeltzales, que decían estar esperando a que los socialistas renovaran su dirección para poder acercar posturas, ven cómo se cumplen los vaticinios de quienes temían que López intentaría apretar las tuercas al máximo al lehendakari y colocarle al borde del abismo presupuestario.
EL CORREO 13/02/13