EL MUNDO 19/02/14
· El lehendakari, Iñigo Urkullu, mantuvo ayer por la tarde una reunión secreta con el hombre fuerte de la izquierda abertzale, Rufi Etxeberria, en vísperas del esperado «gesto de desarme» de ETA.
El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, había explicado antes que Urkullu se propone «coadyuvar» a lograr la entrega de armas.
Erkoreka dijo que el Gobierno del PNV aspira a facilitar ese «gesto de desarme» que parece que va a comunicar en 48 horas el grupo de verificadores internacionales comandado por Ram Manikkalingam, que ha citado a la prensa el viernes en Bilbao. Erkoreka aludió a contactos «discretos» entre el lehendakari y los verificadores y los partidos. Y ayer se produjo uno de ellos.
Sólo unas horas después, Urkullu mantuvo un encuentro con Etxeberria. La reunión, según ha podido saber este periódico, se celebró en la sede de Presidencia del Gobierno vasco, junto al Palacio de Ajuria Enea, y duró cerca de dos horas.
El lehendakari está combinando en los últimos meses una agenda pública muy intensa con citas más o menos secretas, como la que mantuvo hace dos semanas en La Moncloa con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y otros encuentros con la izquierda abertzale. Llegó a compartir con sus interlocutores de Sortu, entre ellos Etxeberria, una hoja de ruta para el «proceso de paz».
Ayer dio continuidad a esas conversaciones recibiendo en su despacho al conocido como El holandés. Es uno de los pilotos del blanqueamiento de la izquierda abertzale hacia las vías políticas. Aunque no ocupa cargo institucional alguno, ejerce de líder en la sombra de Sortu –lo ha sido también en HB, en EH, en Batasuna y en la etapa de las ilegalizaciones– mientras Arnaldo Otegi permanece encarcelado. Afronta en la actualidad un proceso en la Audiencia Nacional (el caso de las herriko tabernas) en el que se le acusa de ser dirigente de ETA y se le pide una pena de prisión de hasta 12 años.
Urkullu también se verá en las próximas horas con el grupo de verificadores, de visita en el País Vasco para reunirse con un puñado de agentes políticos y sociales –el PP desdeña su aportación; Antonio Basagoiti les llegó a llamar «enredadores»– y para anunciar un «gesto de desarme» de la banda terrorista.
¿Y qué espera el PNV que se pueda anunciar el viernes? Defiende que la entrega de armas es un «paso» en la buena dirección, aunque el estadio final tenga que ser «inexorablemente» la «disolución definitiva e incondicional» de la banda terrorista.
El equipo de Urkullu, consciente de que para el Gobierno de España el desarme no es ni mucho suficiente, porque reclama por activa y por pasiva la disolución de ETA, defiende la teoría de las esclusas del canal de Panamá, en las que una vez que se avanza ya no hay posibilidad de vuelta atrás. Eso sí, Erkoreka advirtió de que el PNV no volverá a admitir un gesto «simbólico» de la banda, un nuevo anuncio del anuncio como el de su más reciente comunicado de hace dos semanas. «Lo que está fuera de todo lugar son más gestos simbólicos y no efectivos. La sociedad exige actuaciones concretas».
EL MUNDO 19/02/14