EL MUNDO 02/08/13
· Imputado un joven por injurias al ‘lehendakari’, al que llamaron «fascista» y «payaso»
· Garitano: «Son actitudes de protesta»
Azpeitia, sol abrasador pasadas las 10.30 horas. El lehendakari Iñigo Urkullu sonríe ante el aurresku de honor frente al Ayuntamiento y emprende un breve paseo por la estrecha calle Mayor con dirección a la basílica de Loyola, donde acudirá a la misa mayor con motivo del día de San Ignacio. Urkullu camina entre dos cargos públicos de Bildu: el diputado general de Guipúzcoa, Martin Garitano, y el alcalde de Azpeitia, Eneko Etxeberria. Media docena de radicales con pinta de llevar dos copas de más le grita: «Fascista!», «¡Payaso!», «Herria ez dago salgai!» (‘El pueblo no se vende’).
El dirigente nacionalista se para, se da la vuelta y los señala, se abre paso entre las cámaras y se encara con ellos pidiéndoles el «respeto debido a las instituciones». Ellos insisten. Garitano y Etxeberria no se han inmutado y han seguido caminando.
Fue el altercado que sufrió ayer el presidente vasco, quien había acudido a Azpeitia acompañado de su mujer. Un joven acabó imputado por la Ertzaintza por un presunto delito de injurias –cosa que sirvió a los sectores más radicales para asegurar que la disidencia política se sigue castigando en Euskadi–.
Poco después, Urkullu se mostró bastante enfadado: «Yo entiendo la libertad de expresión en los cauces del respeto debido a las personas y a las instituciones. Ahora bien, si en aras a la libertad de expresión estamos sometidos a cualquier insulto personal, y menos [más] de fascista o payaso, eso es lo que no admito», dijo, serio, «y lo que creo que no debe admitir ningún representante institucional, [porque] representamos al conjunto de la sociedad con los votos que se nos han asignado. Tenemos que hacer un ejercicio de respeto a las instituciones, de cultura democrática». Un recado claro a quien esperaba detrás para someterse a la prensa.
Garitano invitó «al conjunto de la población» a dar pasos «en la senda de la normalización política y la paz». ¿Qué le parecieron los insultos? «Cosas como las que hemos visto hoy siguen sucediendo porque no hemos recorrido ese camino. Hago votos por que lo hagamos en el más rápido tiempo posible». ¿Son actitudes rechazables? «Son actitudes de protesta», matizó, «que, cuando lleguemos a un escenario por el que estamos trabajando, no se darán».
Durante la misa, a la entrada de la basílica y como todos los años, un centenar de familiares de presos de ETA coreó consignas contra la dispersión –están condenados a «viajar», a «accidentes» y a «muertos»– y a favor de la amnistía, y entregó a Urkullu un informe sobre la situación de los reclusos.