Urkullu, sin cartero

TONIA ETXARRI, EL CORREO 02/04/14

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, no defendió ayer al asesor de la secretaría de Paz y Convivencia, Txema Urkijo, cuando se le preguntó si respaldaba su gestión. La retención de una carta escrita por un preso arrepentido de ETA a una víctima del terrorismo, que nunca llegó a su destinatario, ha provocado la primera crisis de la legislatura del lehendakari Urkullu que, hasta ahora, había contado con los servicios de este asesor. Un hombre clave para tender puentes entre las víctimas del terrorismo y los sucesivos gobiernos vascos, que colaboró tanto en los equipos de Juan José Ibarretxe como en los de Patxi López.

Ahora que el Gobierno de Urkullu ha ido sustituyendo la prioridad de atender las exigencias de las víctimas del terrorismo por la del relato de la izquierda abertzale y se ha ido rodeando de asesores, verificadores, mediadores de conflictos y foros de observadores, capitaneados por Jonan Fernández, la labor de Urkijo no le estaba resultando tan imprescindible. Y de ahí que, ante la gravedad de que este asesor haya retenido una carta entre un preso acogido a la ‘vía Nanclares’ y una víctima, durante más de año y medio, el Gobierno actual haya optado por no defenderlo.

Quizá por eso, cuando Consuelo Ordóñez le telefoneó para anunciarle que iba a pedir su dimisión, el afectado, después de agradecerle el detalle, le contestó: «Esta vez el lehendakari os hará caso».

El hecho es, desde luego, grave. La revelación vino de la mano del propio preso Kepa Pikabea cuando se entrevistó con la víctima, Miguel Ángel Madariaga, y le informó de tres cosas. Que no participó en el atentado que la víctima llevaba casi 35 años sin aclarar. Que, sin embargo, fue él quien mató al estanquero Carlos García en Eibar en 1980. Y, en tercer lugar, que ya se lo había explicado en una carta enviada a través de Txema Urkijo. La carta que nunca llegó.

Dice el aludido, en su defensa, que retuvo esa misiva «por conciencia», porque no tenía garantía de que llegara a su destino con la privacidad necesaria. Y fue discreción y prudencia lo que le había pedido el recluso acogido a la ‘vía Nanclares’. Y como en el texto negaba su participación en el atentado que había sufrido Madariaga, el asesor pensó que podría perjudicar a los acogidos a la ‘vía Nanclares’ si, por cualquier circunstancia, se daba a conocer públicamente. Y la retuvo. Quizás Urkijo pensó demasiado. En vez de limitarse a ejercer de cartero. Entre el preso y la víctima. Una apropiación temporal de un valioso documento que tanto Covite como UPyD han calificado de «ingeniería social intolerable».

Las víctimas del terrorismo y su derecho a la verdad no son piezas de un puzle que puedan manipularse. Protesta también Maite Pagazaurtundua mientras Gorka Maneiro extiende la petición de dimisión a todo el departamento que dirige Jonan Fernández que, en su opinión, está más centrado «en inventarse una especie de neolenguaje para no llamar a las cosas por su nombre». Estas víctimas saben, sin embargo, que han pedido la dimisión del único asesor que podía representarlas ante el Gobierno vasco. Paradojas del momento en la gestión del fin del terrorismo.

TONIA ETXARRI, EL CORREO 02/04/14