EL CORREO 24/01/14
· El Gobierno, tras la filtración de su oferta a Sortu, traslada a PSE y PSOE su «absoluta lealtad a los principios compartidos» para asentar la convivencia.
Tras la tormenta provocada por la filtración del documento que el lehendakari Urkullu y su secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, hicieron llegar en octubre a Sortu con sus propuestas para asentar la paz en Euskadi, llega la calma. El Ejecutivo de Vitoria, consciente de los recelos que sus reuniones a dos bandas con la izquierda abertzale, que permanecían hasta ahora en el más estricto secreto, han provocado en los socialistas vascos –con quienes se cuenta tanto en Ajuria Enea como en Sabin Etxea como aliados imprescindibles en el proceso de final definitivo de ETA– decidió ayer dar un paso al frente para tratar de aplacar la desconfianza de la formación de Patxi López.
El lehendakari Urkullu se puso en contacto tanto con la dirección del PSE como con la del PSOE en Madrid para explicarles en primera persona y de forma directa su versión de sus encuentros con Sortu. ¿El resultado? Urkullu y López constataron su «voluntad compartida» de «reconducir» la situación creada desde que se hiciera pública la oferta del Gobierno vasco a la izquierda abertzale y de «no polemizar más» en público sobre el cierre de la etapa terrorista, un proceso que tanto el lehendakari como el PSE siguen considerando necesario abordar juntos y en colaboración también con el Gobierno central y el PP vasco.
Las aguas vuelven, pues, a su cauce, después de que el PSE dejara patente su malestar o, como’ mínimo, su extrañeza ante las conversaciones de Urkullu y su equipo con Sortu, a quienes plantearon como exigencias la aceptación de la legalidad por parte de los presos de ETA, un gesto inmediato de desarme de la banda y una declaración en la que la izquierda abertzale reconociese el «daño injusto» causado por el terrorismo. A cambio, se comprometían a activar una vía de colaboración entre la ponencia de paz de la Cámara vasca y el Foro Social auspiciado por Lokarri para ir dando pasos en la convivencia, un camino que no ha podido ni explorarse porque el órgano parlamentario permanece bloqueado por la decisión del PSE de no asistir mientras la izquierda abertzale no haga una autocrítica tajante de su pasado.
«Espero sinceramente que no haya concomitancia o un plan conjunto» entre el Gobierno vasco y la izquierda abertzale para «rentabilizar» el fin de ETA, advirtió el líder de los socialistas vascos en una entrevista radiofónica el miércoles, el mismo día en que Rodolfo Ares registró una pregunta parlamentaria para pedir explicaciones a Urkullu sobre su ‘hoja de ruta’ y que el portavoz socialista, José Antonio Pastor, reconoció las «dudas» del PSE sobre el papel del lehendakari en la gestión de la paz y la convivencia.
Discreción y normalidad
La reacción del PSE, con quien tanto Urkullu como la dirección del PNV mantienen un contacto directo y frecuente en materia de pacificación –y con quien han firmado además un acuerdo de estabilidad económica y fiscal–, encendió las alarmas en el Gobierno vasco, que decidió sofocar los chispazos antes de que se convirtieran en incendio. Según las fuentes consultadas, los contactos telefónicos de ayer sirvieron para enviar a las Ejecutivas que encabezan López y Alfredo Pérez Rubalcaba un mensaje diáfano: la «absoluta lealtad» del Gobierno vasco a los «principios compartidos» con el PSE para asentar la paz y la convivencia en Euskadi.
Lo que Urkullu quiso transmitir fue, fundamentalmente, que los encuentros «discretos» con la izquierda abertzale forman parte de la «normalidad» – de hecho, también el PSE y López en su etapa de lehendakari han mantenido canales abiertos– pero en ningún caso pueden interpretarse como un intento de dejar al margen al resto de fuerzas políticas o de patrimonializar el fin de ETA ‘ a medias’ entre Sortu y los jeltzales. El Ejecutivo vasco insiste, de hecho, en que la decisión de hacer llegar a Sortu una ‘hoja de ruta’ para asentar la paz fue consecuencia del «bloqueo» que en octubre pasado sufría el proceso, ante el «inmovilismo» del Gobierno de Mariano Rajoy en materia penitenciaria y la decisión de los socialistas vascos de abandonar la ponencia de paz del Parlamento, a la que no tienen previsto regresar.
Los destinatarios de las aclaraciones las recibieron de buen grado, convencidos de que no hay grandes discrepancias en el diagnóstico de la situación y de los pasos necesarios para encauzarla definitivamente. De hecho, el PSE aplaudió la declaración en la que el colectivo oficial de presos de ETA asumía la legalidad penitenciaria como un paso trascendental hacia la paz definitiva y el PNV, tras la polémica generada por su decisión de convocar una manifestación con Sortu, destacó asimismo que lo importante era la sintonía casi plena que, en privado, mantienen con los socialistas en materia de pacificación.
En público, no obstante, los socialistas ponen un ‘pero’ fundamental a la ‘vía Urkullu’, aunque admiten que comparten los principios generales del documento. Para el PSE, es «un error» pedir a ETA un gesto de desarme en lugar de su disolución y conceder un papel protagonista a distintos mediadores y verificadores tanto vascos como internacionales porque ambas premisas no hacen sino «prolongar» un proceso que podría ser «mucho más rápido».
EL CORREO 24/01/14