Miquel Giménez-Vozpópuli
  • El sábado pasado Valents llenó el teatro Poliorama de Barcelona. Fue un éxito. Bien, ¿y ahora qué?

Una de las novelas más geniales, a la vez que desconocidas, de Julio Verne se titula ‘El experimento del Dr. Ox’. Aborda el aspecto más censurable de la ciencia, aquel que juega con las masas. Ox experimenta acerca de cómo el oxígeno afecta al comportamiento de las personas en el pequeño y pacífico pueblecito de Quiquendone, Flandes. El doctor aumenta la cantidad de este que respiran sus habitantes y eso influye de tal modo en su carácter, que se torna belicoso y acaban por declararle la guerra a otro pueblecito vecino. Como uno ha visto mucho en esta Cataluña agostada por el separatismo, mira el experimento de Valents con tanta precaución como esperanza, con tanta prudencia como ilusión, con tanta distancia crítica como ganas de que salga bien.

No hay nada más progresista en Cataluña que defender la Constitución ni nada más revolucionario que defender el discurso de la España luchadora ante el pensamiento totalitario del nacionalismo y el social comunismo

El abanico de propuestas que defienden en mi tierra la igualdad de los españoles –no hay nada más progresista en Cataluña que defender la Constitución ni nada más revolucionario que defender el discurso de la España luchadora ante el pensamiento totalitario del nacionalismo y el social comunismo- no excluye un nuevo elemento que aporte su grano de arena en un combate que llevamos perdiendo desde el minuto cero. Añado que Valents cuenta en sus filas con personas a las que respeto como su candidata a la alcaldía de Lérida, mi admirada Ángeles Ribes, o personas Juan ArzaLópez Alegre o mi tocayo Miguel Martínez. Pero veo errores que creo necesario señalar. Como hice en su día con aquellos tres errores de Manuel Valls que acabó cometiendo, por desgracia. En primer lugar, Eva Parera afirma que ni PP ni Ciudadanos son partidos relevantes en Cataluña. Esto, además de inexacto -más cierto en el caso de los naranjas, menos en el de los populares a los que las encuestas dan una cierta recuperación- es ningunear a formaciones que han plantado cara al nacional separatismo y son aliados naturales de Valents. Mal vamos si de entrada apartas de un manotazo algo que ya existe y del que, por cierto, provienen la mayoría de los cuadros y candidatos de Valents. En segundo lugar, a Vox ni lo nombra. Solo hay que comprobar el trabajo realizado por Ignacio Garriga y el partido verde para entender que contribuir a ese mal llamado cordón sanitario a la gente de Abascal es más propio de aquellos a quienes Parera dice combatir que de un partido que todavía tiene que estrenarse. En lo que sí acierta el partido de la V es empezar por loa ayuntamientos, porque si de algo adolece el constitucionalismo es de representación municipal.

Las propuestas de Valents, muchas formuladas por los partidos antes mencionados, serían agua de mayo si pudiesen llevarse a cabo. Pero si creen que pueden llegar a conseguirlos en solitario, no han sabido leer el mapa electoral catalán. Defender a España es vital, cierto, pero es trabajo no de una sola formación, sino de una inteligente cooperación entre los actores políticos que, de buena fe, antepongan su patriotismo y su defensa de la libertad a las siglas. Los frentismos solo atomizarán más el escasísimo papel que juegan los constitucionales en una sociedad secuestrada hace décadas por un solo discurso del cual, y eso hay que tenerlo presente, solo se sale con tiempo, habilidad, paciencia, unidad y votos, muchos votos. Dudo que Valents sea, hoy por hoy, capaz de lograr mayorías que permitan llevar a cabo ese proyecto regenerador en solitario.

Son errores que, a mi juicio, debería tener presente la señora Parera. Su partido de nuevo cuño puede ser un experimento exitoso, pero cuidado, no vayan a declararse la guerra entre constitucionalistas porque ahí perderíamos todos.