EL MUNDO 12/09/13
Mario Vargas Llosa mostró ayer su oposición al nacionalismo extremo durante la presentación de su última novela, El héroe discreto, (Alfaguara), celebrada en la Casa de América de Madrid y que coincidió con la celebración de la Diada en Cataluña. «Siempre he combatido el nacionalismo porque, como sudamericano, como peruano, he visto los estragos atroces que causa en los pueblos. Deberíamos saber que, en las guerras mundiales, los millones y millones de muertos son un producto del nacionalismo. El nacionalismo estuvo detrás de esas matanzas. Y lo que es terrible es que, en un mundo hoy en día civilizado, todavía, y a veces en enclaves tan avanzados y de tanto progreso, el nacionalismo vuelva a sacar la cabeza, a imponerse, a segar y a obnubilar a comunidades enteras», dijo, y puso la cultura como ejemplo para combatir lo que definió como una «tara».
«Ocurrió en Alemania, uno de los países más civilizados del mundo», continuó el premio Nobel, «y ha ocurrido en buena parte de la historia de Japón. Es una tara de la que es muy difícil librarse, pero creo que si queremos que haya civilización y desterrar la violencia, tenemos que combatirla con enorme energía. Creo que la cultura es uno de los grandes argumentos que tenemos para mostrar los estragos que causan esas taras a una Humanidad que está en un proceso de desarrollo».
Antes, Vargas Llosa, aseguró entre bromas que tanto su editora como su mujer le habían «prohibido hablar de política» y contestó a la pregunta sobre el nacionalismo haciendo referencia al «llamado de la tribu», que «describió maravillosamente el filósofo Karl Popper». «Cuando el individuo deja de ser parte de una tribu, adquiere soberanía, independencia, puede elegir su vida de manera distinta a los otros miembros de la tribu. Es cuando la civilización está en marcha. Y gracias a eso hay democracia, Derechos Humanos, soberanía individual, coexistencia en la diversidad… Pero el llamado de la tribu nunca desaparece, siempre está ahí, es muy fuerte. Es volver a formar parte de la comunidad en la que la enorme responsabilidad de ser soberano desaparece. El nacionalismo es eso: un regreso a la tribu, esa abdicación de la obligación de tener que elegir uno su propia vida, decidir en función de uno mismo», concluyó.
>Vea las declaraciones de Mario Vargas Llosa.