Santiago González-El Mundo
Hoy va a ser un día clave para los golpistas prófugos y presos. El juez Llarena dará a conocer su decisión sobre los presos, tanto ex consejeros como Jordis, mientras un juez belga hará lo propio en lo que respecta a Puigdi y sus fugados. La incógnita es si el Supremo mantendrá la prisión provisional para Junqueras, Romeva y los líderes de ANC y Òmnium, dejando en libertad con fianza al resto.
Es dudoso que pueda considerarse al PSC un partido constitucionalista. Los socialistas catalanes y los nacionalistas son vasos comunicantes. Ahí tienen a RamónEspadaler, el consejero de Interior de ArturMas que puso en marcha la consulta ilegal del 9-N de 2014 y ahora va de tercero en la lista que encabeza Iceta. No tendrían un puesto adecuado para él. Pero son más los que han hecho el viaje inverso: Ferran Mascarell, consejero de Cultura de Maragall, acabó como delegado de Puigdemont en Madrid, hasta su destitución por el 155.
El alcalde de Gimenells, Dante Pérez, se ha salido del PSC para ir como número dos del PP en Lérida, pero son más los que se mueven hacia el lado oscuro y se han descubierto independentistas. No son xarnegos fascinats, sino la vieja oligarquía socialista. Ahí tienen a Ernest Maragall, que de consejero de su hermano pasó a ser candidato de Esquerra Republicana a las europeas de 2014. También se llevó a Pasqual a las manifestaciones de la ANC, aunque para entonces la enfermedad del ex puede que menoscabara su equilibrio intelectual y quizá no fuera prudente apurar las conclusiones.
También reclamó su derecho a decidir Joan Majó, ministro de Felipe, que no acepta el 155 y ha devuelto el carné para coincidir con unos tipos que sí lo aceptan, aunque solo para salir de la cárcel. ¿Se acuerdan ustedes de Montserrat Tura, consejera de Interior con Maragall? Dio la campanada aquel día que se plantó en el macroprostíbulo de La Jonquera para inspeccionar personalmente los cuchitriles y las sábanas sobre las que se practicaba el sexo mercenario. Duran i Lleida, que no era amante de fantasías, dijo entonces que el PSC había convertido a «Catalunya en el prostíbulo de Europa del sur». Puede que ahora se haya vuelto más liberal de costumbres porque va a votarles.
Con Tura también abandonó el partido en 2015 Joaquim Nadal, consejero con Maragall y con Montilla y también AntoniCastells, compañero en el Govern desde 2003 a 2010. Teresa Pallarés, que fue alcaldesa de Reus, abandonó el PSC por la lista de Puigdemont, Juntos por Cataluña, que también son ganas.
Son algunos ejemplos. El PSC ha sido una fábrica de independentistas, empezando por sus propios dirigentes. Son tan partidarios de la autodeterminación que han empezado por plantearla a su partido.
Volvemos a una reformulación de la sociovergencia, dicen, y tal vez sea cierto. «Volvemos a la casilla de salida», había dicho esa surrealista criatura que será la candidata de Esquerra, según anunció Junqueras, pero es probable que ella solo estuviera pensando en el juego de la oca.