El Correo-MAITE PAGAZAURTUNDÚA

La persecución fue muy local y la impunidad social puede ser muy local también. Por eso escribo esta carta abierta. Se demostró judicialmente que Iñaki Igerategi fue colaborador necesario para los asesinatos de Joxeba Pagazaurtundúa e Iñaxio Korta. Joxeba y su familia eran vecinos del mismo municipio que Igerategi. Se demostró judicialmente que actuó bajo la subordinación de la antigua teniente de alcalde del municipio, Andoain, Ainhoa Ozaeta, al menos en asuntos de extorsión. Resulta muy interesante recordar que Ainhoa Ozaeta abandonó el cargo político como dirigente de HB, poco después del asesinato del vecino de Andoain José Luis López de la Calle en el año 2001.

Para entender la persecución hay que añadir las quemas de coches de los concejales de la oposición en el Ayuntamiento, incluido el PNV, la coacción a las familias de los que públicamente estaban señalados en aquel municipio gobernado por el entorno de ETA y sometido a la persecución del disidente. Los vecinos de Andoain asesinados entre 2001 y 2003, José Luis y Joxeba, eran grandes amigos. Poco después de aquel asesinato Ozaeta dejó el Ayuntamiento para dedicarse, ya a tiempo completo, a ser terrorista, como responsable del sector criminal de la extorsión.

El asesinato de Joxeba, jefe de la Policía Local de Andoain, fue un crimen muy querido para la que había sido su jefa. Tras el asesinato, la familia de Joxeba abandonó Andoain, debido al clima hostil, y algunos años más tarde, abandonaron el País Vasco. ETA ya no mata y abordamos un periodo de posterrorismo donde los herederos de ETA pretenden esconder el nivel de catástrofe política y moral en el que chapoteó nuestra sociedad durante décadas.

Igerategi, que fue puesto en libertad el 18 de febrero de este año, y el otro colaborador necesario para los asesinatos citados fueron recibidos como héroes, con flores y

pancartas pocos días después de que la familia pidiéramos explícitamente a la alcaldesa de Andoain y a Arnaldo Otegi que no los recibieran como héroes por haber sido terroristas. Lo hicieron.

En un paso más allá, este verano, el sindicato LAB pidió que Igerategi vuelva a incorporarse a su puesto en el Cuerpo de Bomberos de Gipuzkoa, pese a que su sentencia lo inhabilita para tal plaza pública. Según dijeron los representantes de LAB Nadet Arrizabalaga y Jokin Zubieta, éste «no sería el primer trabajador que vuelve a su puesto tras haber cumplido condena, pero la Diputación ha tomado la peor decisión que podía haber adoptado, dejándole en la calle en vez de defender su derecho a retomar su rutina como bombero».

Los gestos de apoyo continuaron y sus protectores de LAB desplegaron dos pancartas con el lema ‘Iñaki lanera! Aldundira!’ (Iñaki al trabajo, a la Diputación) en el puerto de Donostia/San Sebastián, coincidiendo con la primera jornada de las Regatas de la Concha. Calificaron de decisión «injusta e ilegal» su inhabilitación para empleo público tras seis años de prisión por pertenencia a banda armada. No dijeron nada sobre la persecución y sus crímenes. Igerategi no ha condenado la persecución de sus vecinos, Otegi no ha condenado la persecución, LAB no ha condenado la persecución, pero todos ellos construyen la impunidad social para minimizar la responsabilidad de una gigantesca operación de persecución de sus vecinos.

Abordarlo, abrir los ojos, es una de las asignaturas más importantes en este tiempo.