Jorge Vilches-Vozpópuli
- PSOE, CiU, ERC, PNV y CC consensuaron el texto para el envío de más tropas a Afganistán el 7 de julio de 2004
Sorprende la marcha rápida de Estados Unidos sabiendo que los talibanes se iban a hacer con el país. Norteamérica y sus aliados, entre los cuales ha estado España dejando sangre, reconstruyeron materialmente aquel país. Ahora, todo ese esfuerzo humano, las infraestructuras, las costumbres y los derechos se van a destruir.
No vale a estas alturas que nadie haya conseguido conquistar aquella tierra. Ya decían los soviéticos que a los afganos no se les puede derrotar, solo comprar. Es un país corrupto en el que los fundamentalistas viven del opio y de matar. Los talibanes se parecen a las FARC o a Sendero Luminoso. Son religiones distintas, una es clásica y las otras son laicas, pero la financiación y la crueldad son las mismas.
Trump acordó con los talibanes en febrero del 2020 la retirada norteamericana a cambio de que no se diera cobijo a Al Qaeda. Lo hizo en un momento en el que los talibanes y el Gobierno de Kabul se encontraban negociando la paz en Qatar. Trump sacó a los talibanes la promesa de que no refugiarían terroristas, que fue lo que provocó la invasión en 2001. Fue cuando Bush jr. exigió a los talibanes la entrega de Osama bin Laden y la expulsión de Al Qaeda. De esa manera, Trump creía cerrar el problema.
Ha llegado Biden, que cuando estuvo en la administración Obama era partidario de no entrometerse entre afganos, sino de resolver el problema terrorista y largarse. Eso es lo que ha hecho. Por eso ha evacuado con prisa a las tropas norteamericanas. Ni un muerto más por una tierra extraña, que los votos luego salen muy caros porque la prensa progre se pone estupenda.
Tras veinte años de organización e instrucción de un Ejército de cerca de 200.000 soldados afganos, los norteamericanos esperaban una cierta capacidad de resistencia al avance talibán. Entre 6 y 18 meses. No más. Pero ya no era un asunto suyo. La falta de espíritu patriótico y la facilidad para la corrupción han desecho en dos semanas la resistencia militar. Ahora, ese cuerpo, bien pertrechado y purgado, quedará en manos de los talibanes.
No es que sea un país ingobernable, es que no puede tener el gobierno que quiere Occidente. Si la base de una administración es la corrupción cualquiera con más dinero puede llegar y comprarlo todo
Los plantadores de opio y traficantes de droga han ido comprando la poca administración afgana que se había levantado durante dos décadas. Todo eso que estuvieron construyendo los aliados va a pasar a sus manos. No es que sea un país ingobernable, es que no puede tener el gobierno que quiere Occidente. Si la base de una administración es la corrupción cualquiera con más dinero puede llegar y comprarlo todo.
Las divisiones étnicas y religiosas son similares a las de otros países, y esa tierra es la negra encrucijada de potencias que se odian entre sí. Ahí están Arabia Saudí, Irán y Paquistán disputándose el dominio, sin olvidar los intereses económicos de China y geoestratégicos de Rusia. Todos han jugado en ese tablero mientras Biden estaba deseando irse.
Éxodo y refugiados
Una democracia se levanta sobre la creencia en un proyecto común. Eso no ha existido en Afganistán ni por ensoñación, ni los aliados han estado empeñados en crearlo. No ha habido “evangelización democrática”, sino la política del hecho consumado. La sensación es que a la mayoría de los afganos les ha dado igual, y que solo aquellos que emprendieron otra vida temen perderla. De ahí el éxodo de refugiados que ya ha empezado.
¿Y aquí? A Pedro Sánchez le ha venido bien que Biden no deje de trabajar. La retirada de las tropas le ha pillado al español en plenas vacaciones. No hará declaraciones ni habrá fotos en el aeropuerto. Para eso ya están los ministros. Los socialistas se están poniendo de perfil en la cuestión de Afganistán. No solo porque si osan criticar a Biden se acabarían hasta los encuentros de 26 segundos, sino porque fue Zapatero quien amplió la misión militar en Afganistán.
La firma de ERC
PSOE, CiU, ERC, PNV y CC consensuaron el texto para el envío de más tropas a Afganistán el 7 de julio de 2004. No solo ha hecho Rufián el ridículo -perdón por el pleonasmo- culpando a Aznar, sino que su partido fue el que redactó la ampliación militar española en aquella tierra. Joan Puigcercós, entonces portavoz de ERC, se felicitó en público por la aprobación del texto. Parece que han sido veinte años perdidos para alguien más.