Miquel Giménez-Vozpópuli
Es inútil pretender que se dialoga con los que buscan vengarse de España, de los españoles, de la monarquía o de la Constitución
El separatismo en sus dos caras, la más afable encarnada por Esquerra y la más hosca e incendiaria de Junts per Catalunya y sus filiales del Tsunami o los CDR desea, trabaja, ansía obtener una venganza total y completa contra un Estado al que saben que no pueden batir noblemente, de ahí que lo intenten por la puerta de atrás, la de los pactos, componendas y trapicheos, aprovechando que quienes quieren gobernar carecen de escrúpulos. Son gentes de pensamiento totalitario que ignoran que la virtud es mucho más elevada que su venganza biliosa, digna del Mime wagneriano.
Se han dejado pudrir tanto las cosas en Cataluña que, en poco espacio de tiempo, hemos asistido a cosas increíbles. Santiago Espot, líder de Acció Catalana e inspirador, entre otros asuntos, de la silba a Felipe VI en el Camp Nou, colgó ayer un vídeo en Twiter en el que hacía suyas las palabras de un dirigente de la Lliga, Joan Estelrich, en las que decía que el catalán debía ser vengativo contra los españoles y actuar sin contemplaciones ni compasión. Que Espot, a quien he tratado, haya caído en una deriva de tamaña monstruosidad desvela el secreto objeto del deseo separatista, ese que el PSOE no explica. El programa que desde el XIX defiende que lo mejor respecto a España es vengarse. Ah, la venganza, ese sabroso manjar que se cocina en el infierno, como escribió Walter Scott. Uno se pregunta cómo sería esa venganza. ¿Acaso la que perdura en la memoria de ciertas regiones del mediterráneo, la Vendetta dei Catalani que llevaron a cabo los Almogávares en tierras griegas en represalia por el asesinato de su capitán Roger de Flor? ¿Es a eso a lo que nos estamos refiriendo? ¿De verdad queremos que suceda aquí lo mismo que en Albania, donde todavía emplean la palabra katala, monstruo, para asustar a los niños o que, como en Grecia, se utilice como maldición “así te llegue una venganza catalana”?
Más graves son las palabras del presidente Torra cuando, citando a Paul Engler, afirma que morir como un mártir es inherente a los movimientos ganadores y que hay que polarizar más, escalar más y aceptar niveles de sacrificio. ¿Qué nos está diciendo? ¿Que insiste en la vía eslovena para erradicar a esas bestias con tara en el ADN que somos los españoles? ¿Qué cuando decía a “sus” CDR apreteu, apreteu, estaba dando una consigna que ha desembocado en esa Barcelona saqueada, incendiada y tumultuaria que sufrimos ante el silencio de Torra, que todavía no ha prestado una condena enérgica y sin paliativos sobre “sus” CDR, dado que ha confesado que sus hijos pertenecen a dichos grupos?
Ese amargo brebaje que solo parece dulce en los labios del infame es el que estamos a punto de beber quienes no somos partidarios del totalitarismo fascista lazi. Lo proclaman a diario en las redes sociales, lo pregonan en sus medios de comunicación, lo gritan en las tribunas públicas que, ironías de la vida, les brinda el mismo régimen democrático que están obsesionados en derribar.
Sabedores que su venganza ha de acarrear su propia ruina, obedecen a la naturaleza de los escorpiones que son, y no dudarán en hacerlo porque es su único propósito. No el de una Cataluña totalitaria a su medida, que saben inviable económica y políticamente, sino el de vengarse. Vengarse ¿de qué? ¿De la prosperidad que han gozado las clases dirigentes catalanas desde el XIX gracias a los beneficios políticos que han obtenido con sus continuos chantajes o de la patente de corso que han tenido para convertir a Cataluña en algo agobiante, monocolor? ¿Venganza sobre los que no compartimos su ideario fanático y excluyente, sobre los exiliados, los de verdad, que tuvieron que marcharse de su tierra porque no soportaban el peso de la losa nacionalista? ¿Venganza contra quienes seguimos aquí, abandonados por el Estado? ¿Venganza contra Arrimadas, Cayetana Álvarez de Toledo o García Albiol, perseguidos, insultados, agredidos por el separatismo?
Sí, eso quieren, vengarse aunque arrasen Cataluña, y pretenden hacerlo a la luz del sol, para que todo el mundo se entere. Me viene a la memoria aquello que escribió Racine: la venganza es inútil si la víctima ignora quién lo ha matado. Ah, sí, Vendetta dei Catalani.
Y ahora, señores del PSC, pueden continuar.