Puesto que tanto les interesa ser legales, ¿no sería mejor que la prisa la mostraran ellos; que condenen toda la historia pasada del terrorismo y que exijan a ETA su disolución? ¿Cómo no he de darle a Etxebarria la oportunidad y el tiempo de demostrar con hechos y con más palabras sus buenas intenciones?
El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha venido a poner algo de sensatez en esta carrera opinativa para ver quien llega antes a la creencia en la verdadera voluntad de Sortu de no ser más, ni tener más relación de ahora en adelante con ETA, a la que no exige disolverse y Batasuna que la presenta en sociedad y avala sus buenas intenciones:
Hay que tener en cuenta dos cosas fundamentales, la primera que, a pesar de lo que digan los estatutos, ETA sigue existiendo, y en segundo lugar, «que no basta con buenas intenciones escritas en un papel, sino que es necesario cumplir todas y cada una de las exigencias que establece la ley».
«Nosotros vamos a velar con rigor por que esas exigencias se verifiquen y se cumplan, y si vemos que no se cumple cualquiera de esos requisitos, lo llevaremos a los tribunales, que son, en un Estado de Derecho, quienes tienen la última palabra para determinar la legalidad o ilegalidad de un partido político», ha indicado.
Ha recalcado que no sólo hay que verificar el contenido de los estatutos de Sortu, sino que la Ley de Partidos Políticos, específicamente exige que la nueva formación, aunque tenga unos estatutos que parecen ajustarse a la legalidad, no puede «ser una secuencia de organizaciones ilegalizadas anteriores».
Una parte sustancial de las opiniones favorables a la legalización de Sortu fueron vertidas antes, incluso, de que los opinantes conocieran los estatutos del nuevo ma non troppo. Les bastó el resumen que tuvo a bien hacer el abogado de Batasuna, Iñigo Iruin, el mismo que convenció a El País de que el paso era definitivo en las treguas de 1998 y 2006.
Uno de los más tenaces impulsores de la legalización ya había anunciado la legalización de Batasuna en el verano de 2006 en tres artículos. Siendo evidente que hay algún avance de lenguaje, venga, liquidemos existencias, aunque nos parezca que esos avances son grandes para nosotros (que no para ellos) convendrán en que si Batasuna hubiera sido legalizada entonces, no habríamos podido conocer estas mejoras. Ahora, lean las declaraciones de Rufi Etxeberria que publicaba El País el pasado día 8 de febrero:
El líder de Sortu ha insistido en la Ser en que el paso «no tiene marcha atrás» y aunque desconocen «cuál será el proceder del Gobierno y de los tribunales», los promotores del partido consideran que los estatutos cumplen la ley. «Si los tribunales exigen más, los promotores deberemos actuar» para solucionar las trabas. «No contemplamos otro escenario que no sea disponer de una marca legal para las elecciones», ha remachado.
Puesto que tanto les interesa ser legales, ¿no sería mejor que la prisa la mostraran ellos? ¿Que nos despejen las dudas a quienes preferimos creer en los hechos de estos 32 años y en las 13 reencarnaciones anteriores en lo mismo antes que las palabras de Iruin el lunes pasado? ¿Que transformen rechazo en condena, que su condena abarque toda la historia pasada del terrorismo etarra y que exijan a ETA su disolución (si es que ahora son diferente cosa)? Yo sigo creyendo que Etxebarria puede seguir siendo el vicario de la referencia obligada en Batasuna y ahora en Sortu. ¿Cómo no he de darle la oportunidad y el tiempo de demostrar con hechos y con más palabras sus buenas intenciones?
Santiago González en su blog, 11/2/2011